SANTA
TERESA DE JESÚS
Nació el 28 de marzo de 1515, Gotarrendura (Ávila)
Murió el 4 de octubre de 1582,
Alba de Tormes (Salamanca)
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MANUEL GARRIDO JIMÉNEZ
MÁLAGA
LA
MANO DE SANTA TERESA
OBRAS
SAN
JUAN DE LA CRUZ
EL
MUNDO TERESIANO
EL
CONVENTO DE SAN ANDRÉS (MALAGA)
LITERATURA
ESPAÑOLA DEL BARROCO
EL
BARROCO ESPAÑOL. LUIS DE GÓNGORA Y
ARGOTE.
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(TERESA
DE CEPEDA Y AHUMADA)
La
cima más alta de toda la mística española, y aún de la universal, fue alcanzada
por dos escritores de la Orden del Carmelo: Santa Teresa de Jesús y San Juan
de la Cruz.
Ambos representan el punto más encumbrado a
que la mente humana ha conseguido llegar en su ascensión hacia lo divino. Su aparición
fue preparada, por los ascetas de
tendencia mística de otras órdenes religiosas, en especial de los franciscanos
Pedro de Alcántara, Osuna y Laredo, y por el dominico Fray Luis de Granada.
Pero ni en estas órdenes, ni tampoco en los agustinos, todos ellos
tradicionalmente ligados al cultivo de la mística, se dio ninguna figura
comparable a los dos colosos carmelitas.
LA MANO DE SANTA
TERESA
Resumen
La mano incorrupta de Santa Teresa de Jesús
que se encuentra en la Iglesia de la Merced de la ciudad de Ronda, (Málaga) se
trata de una pieza de plata dorada con incrustaciones de piedras preciosas que
contiene la mano izquierda de Santa Teresa de Jesús.
Cuando
exhumaron sus restos, en octubre de 1582,
su cuerpo apareció incorrupto y flexible, por lo que el padre carmelita
Gracián de Dios, mandó cortar la mano y se la entregó a las monjas Carmelitas
Descalzas de Ávila en primera instancia y después a las monjas Carmelitas del
Convento de San Alberto de Lisboa, (Portugal)
Con la revolución portuguesa de 1910, las
carmelitas fueron expulsadas del país, dispersándose por varios conventos de
Carmelitas en España. Finalmente
lograron reunirse en el Convento de Carmelitas Descalzas de Ronda, llevando con
ellas el relicario con la mano de Santa Teresa.
En la tarde del 29 de agosto de 1936, se
presentó Rafael Arcila con una turba de milicianos armados hasta los dientes en
el convento de Carmelitas descalzas de Ronda (Málaga). Los milicianos sabían que las monjas tenían
una mano de mucho mérito y le pedían que se la entregaran o de lo contrario
sufrirían las consecuencias, puesto que
el comité exigía su entrega. La madre superiora les entregó la mano, por miedo
a que sus jóvenes religiosas pudieran caer en sus manos sin saber qué harían
con ellas.
Los milicianos se llevaron la Mano
incorrupta de la Santa a Málaga y la escondieron. Ese día a las dos de la tarde
y después de buscar la Mano la Madre carmelita con tres hombres escogidos por
ella misma, la encontraron. Ese mismo
día tomaron un autobús (la Madre dice un camión) con dirección a Sevilla con la
intención de ver al general Queipo de Llano y ver el modo más rápido de
comunicar al generalísimo Franco, que la Mano de la Santa que era de las
Carmelitas Descalzas de Ronda, había sido encontrada en Málaga.
La Mano fue entregada a los jefes de la
Falange y éstos, se encaminaron hacia Burgos a donde llegaron muy de madrugada,
y a los golpes de llamada, se alarmó mucho la Excelentísima señora doña Carmen
Polo, a la que le entregaron el estuche en cuya peana estaba escrito el nombre
de la Santa. Como doña Carmen no sabía
nada de la mano, llamaron al capellán, que tampoco les supo decir nada. Luego preguntaron al señor Obispo y éste dijo
que llamaran a un padre Carmelita, el cual, le informó de todo lo relativo a la
Mano de Santa Teresa.
Después de muchos intentos de pedir la devolución de
la Mano al general Franco, para devolverla a su convento de las Carmelitas de
Ronda, Franco nunca accedió a ello; y fue su esposa doña Carmen Polo, la que la
devolvió 38 años más tarde. La reliquia
estuvo en las manos de Franco, (se dice que en su mesita de noche) desde 1937
hasta su muerte en 1975.
La Madre María de Cristo, superiora del
Carmelo de Ronda en la Iglesia de la Merced, residencia de las Carmelitas
Descalzas en esta ciudad, comenta después del robo.
“Así pasaban los días, cuando se dijo
que las fuerzas iban ya muy cerca de Málaga.
Entonces fuimos a capitanía, para decir al general que nosotras
queríamos entrar en Málaga con las fuerzas para buscar la mano de nuestra Santa
Madre, porque sabíamos cierto que allí estaba y la encontraríamos. El general nos dijo: “ustedes no pueden ir,
pero si tanta fe tienen, entre los que van, escoja algunos de su confianza y le
hacen el encargo.”
Entonces a tres de ellos que eran de Ronda, Alarcón, Serrato y Aceituno……y
haciéndole los encargos de que estaba en un estuche grana forrado con seda y su
llavecita; le entregamos una pequeña foto que de Ella teníamos y se despidieron
entusiasmado hasta que volvieron con ella.
Figúrese nuestra impresión, no dábamos crédito a lo que veíamos y
estábamos esperando. Dimos gracias a
nuestro Señor y bendiciones a nuestra Santa Madre….”
EL HALLAZGO.- Los jóvenes, al llegar a Málaga, se pusieron
a buscar con el entusiasmo y la alegría de gente joven y notaron que en un
armario incrustado en la pared tenía cajones;
sacan uno y ven una Virgen pequeñita.
¡Madre querida, Ella guardando la Mano de su Teresa! Exclama. ¡Santo Dios! Y qué sorpresa al sacar los
cajones y descubrir lo que allí había de joyas, collares, dinero “rojo,” y lo
más interesante, el estuche grana.
LA MANO DE SANTA TERESA VUELVE A
RONDA.- La Reliquia
de Santa Teresa entra en Ronda el día 21 de Enero de 1976 por la tarde; ese día, se celebra una misa oficiada por el
Obispo de la Diócesis Monseñor Ramón Busarrais y gran número de fieles; después la Mano serán entregada oficialmente
al Carmelo Rondeño en el que todavía vive la Madre María de Cristo de 85 años
de edad, fundadora del Convento y a quien en su día, le fue robada la Santa
Reliquia.
OBRAS
En 1562 fundó el primer convento de las
Carmelitas Descalzas en Ávila. En 1567
empiezan los viajes fundacionales, así en Medina del Campo llevó a cabo la
primera fundación fuera de Ávila el 15 de Agosto de 1567. En septiembre del mismo año, se produjo el
encuentro entre San Juan de la Cruz y Santa Teresa, quien le habla del proyecto
de la reforma de la Orden, declarándose San Juan a favor de la misma. Así en 1568 fundó el primer convento
carmelita masculino junto a San Juan de la Cruz en Duruelo, (Segovia)
Otras fundaciones fueron: Medina del Campo (Valladolid 1567). Malagón
(Ciudad Real, 1568) Valladolid (1568)
Toledo 1568) Salamanca 1570) Pastrana, (Guadalajara,
1569) Alba de Tormes (Salamanca 1571) Segovia (1574) Beas de Segura (Jaén 1575) Sevilla (1575) Caravaca de la Cruz (Murcia
1576) Villanueva de la Jara (Cuenca 1580, Palencia 1580) Soria (1581) Granada (1582) y Burgos (1582)
SAN
JUAN DE LA
CRUZ
Juan de Yepes y Álvarez es universalmente conocido por
su nombre religioso de San Juan de la Cruz. Nació en
Fontiveros (Ávila). Es el último de los grandes místicos, la cima de la poesía
mística y una de las voces líricas más puras que jamás hayan existido.
Era hijo de un tejedor,
aunque de familia noble arruinada. Débil de cuerpo y enfermizo, por no poder
aprender un oficio, ingresó de enfermero en el hospital de Medina del Campo al
morir su padre.
Estudió en la Compañía de
Jesús, pero ingresó en la Orden de los carmelitas en Medina del Campo y, en
1563, entró en la orden con el nombre de Juan de San Matías.
Entre 1564 y 1568 estudió en
la Universidad de Salamanca hasta que fue ordenado sacerdote en 1567. A los 25
años se encuentra con Santa Teresa y los dos se entienden y se complementan en
sus rasgos de carácter: Santa Teresa es enérgica y decidida, San Juan de la
Cruz es tímido, débil y delicado. Santa Teresa le llama “el santico”. Santa
Teresa le anima a emprender la reforma del Carmelo masculino. Desde ese
momento, se hizo cargo de la reforma de la rama masculina de la orden, en tanto
que la santa lo hizo de la femenina.
Si
Santa Teresa de Jesús representa la cima de la prosa mística española, San Juan
de la Cruz, (el otro gigante carmelita)
eleva la poesía mística a la más intensa y sublime expresión a que ha llegado
el misticismo universal. Culminación y
superación a la vez de las más diversas corrientes; es cronológicamente el último de los grandes
místicos y en él se acendran y agotan las posibilidades de la poesía
religiosa. Incluso humanamente
considerado, es una de las voces líricas más puras que jamás hayan existido
EL MUNDO TERESIANO
La Escuela Teresiana se organiza en
Comunidad Educativa que aprende de la diversidad de sus miembros y del medio
con el que se relaciona.
Asume
el desafío de formar parte de la realidad plural, multicultural y de la
sociedad del conocimiento. Cada integrante de la comunidad tiene una forma
personal de ser y de percibir; por ello, es preciso acoger la diversidad y
crear mediante el diálogo una visión compartida. Las hermanas de la Compañía y
los laicos/as, responsables de la continuidad del carisma y de la misión
educativa teresiana, comparten las opciones de la Propuesta Educativa Teresiana
y la misión que los une. Educan promoviendo procesos personales y comunitarios
de acuerdo al itinerario teresiano, para que las personas descubran el proyecto
de Dios en sus vidas, desarrollen sus capacidades y sean agentes de cambio en
la sociedad.
La vida de la Comunidad Educativa se
acrecienta favoreciendo el intercambio y la colaboración con otros grupos,
abriéndose a contextos más amplios, formando vínculos y redes con la Familia
Teresiana, con la Iglesia y con aquellos organismos que dedican sus esfuerzos a
construir un mundo más humano, conscientes de que “solo en compañía” se puede conocer
y crecer. Se considera fundamental la participación y colaboración de todos/as.
En
la Escuela Teresiana se promueven distintas asociaciones: de padres y madres,
de alumnos y alumnas, de antiguos/as alumnos/as, y de otros grupos que integran
la Familia Teresiana, como son las comunidades de MTA, voluntariado, Fundeo,
etc. Todas ellas son una riqueza indispensable para la vida de la Comunidad
Educativa. Solo desde esta clave de participación generosa y de colaboración
responsable se alcanzará el fin de educar personas capaces de transformar la
sociedad.
EL CONVENTO DE SAN ANDRÉS, (MÁLAGA)
Se trata de un antiguo convento fundado por
la Orden de Carmelitas Descalzos en el siglo XVI sobre una ermita existente
consagrada a San Andrés. Este convento
tiene una iglesia parroquial aneja llamada Iglesia de Nuestra Señora del
Carmen, en el barrio del Perchel (Málaga) también construida por los
carmelitas.
Además de cómo convento de clausura, el
Convento de San Andrés, ha servido como hospital y como cuartel de tropas
propias y enemigas. En el siglo XIX el
convento sirvió como prisión del general liberal José María Torrijos y sus 49
compañeros, la noche antes de ser fusilado por orden del rey Fernando VII.
Corría el año 1583. No hacía todavía un año que la Madre Teresa
había muerto en Alba de Tormes; aunque seguía viva, en sus escritos y en sus
hijos. Sus descalzos iban extendiéndose
por toda España. A Málaga había venido
ya en 1577 el Padre Gracián de la Madre de Dios, colaborador, amigo e hijo de
la Santa.
Era prior de Granada, San Juan de la Cruz
(cuenta el Padre Gracián).Había en el convento de los Carmelitas Descalzos de
Granada, un fraile llamado Fray Gabriel de la Peñuela. Este acertó a ir a Málaga allí le ofrecieron
los pescadores de los percheles, una ermita que tenían de San Andrés para que
en ella se fundara el convento de Carmelitas Descalzos. Al anciano fraile le gustó el lugar y con el
consentimiento del Obispa don Francisco Pacheco y el Corregidor don Pedro
Zapata, se construyó el convento. Junto
al convento, se construyó un hospital para los afectados por la peste.
Durante la desamortización de Mendizábal los
bienes de los carmelitas y del convento fueron requisados y sus miembros
expulsados de Málaga; el convento fue
vendido. La Orden Carmelita abandonó
España en 1868 y no volvió a Málaga hasta 1943.
Mientras tanto, el convento ha sufrido un notable deterioro al cual se
debe su actual estado de ruinas a pesar de haber sido declarado bien de interés
cultural en el año 2001.
Hoy día el descuido y el abandono han llevado
a la ruina la mayor parte de las edificaciones primitivas, de las que sólo se
conservan algunos elementos. El
Ayuntamiento de Málaga, propietario de este inmueble, ha barajado distintas
ideas para su rehabilitación y puesta en uso, desde un centro de estudios
dedicado al general Torrijos, a un museo de arquitectura y diseño, sin que
hasta el momento se haya materializado ninguna de estas ideas. El edificio del siglo XVI estaba conformado
por una iglesia, el patio, un refectorio, las huertas, el cementerio y zonas
privadas. Las zonas que se han
conservado permiten asegurar a los expertos que la construcción seguía las
directrices de la orden de Santa Teresa de Jesús en cuanto el empleo de
materiales muy pobres y una sencillez decorativa.
En las dependencias de este convento pasó
sus últimas horas de vida el general José María Torrijos, que protagonizó un
fallido levantamiento militar contra el absolutismo de Fernando VII. Fue fusilado en las cercanas playas de El
Bulto (Málaga) el 11 de diciembre de 1831.
LITERATURA ESPAÑOLA DEL BARROCO
En España, donde el siglo XVII sería
denominado “Siglo de Oro”, la literatura estuvo más que en ningún otro sitio al
servicio del poder, tanto político como religioso. La mayoría de obras van encaminadas a la
exaltación del monarca como elegido por Dios, y de la Iglesia como redentora de
la humanidad, al mismo tiempo que se procura una evasión de la realidad para
diluir la penosa situación económica de la mayoría de la población. Sin embargo, pese a estas limitaciones, la
creatividad de los escritores de la época y la riqueza del lenguaje desarrollado
produjeron un elevado nivel de calidad, que convierte a la literatura española de
la época en el paradigma de la literatura barroca y en una de las más altas
cimas de la historia de la literatura.
La descripción de la realidad se basa en dos ejes vertebradores: la
transitoriedad de los fenómenos terrenales, donde todo es vanidad; y el
omnipresente recuerdo de la muerte (momento
mori), que
hace apreciar con más intensidad la vida.
La base conceptual de la literatura barroca
española proviene de la cultura grecolatina, aunque adaptada, como se ha
descrito, a la apología político-religiosa.
Así, la estérica literaria se vertebra alrededor de tres tópicos de
origen clásico: la contraposición entre
juicio e ingenio, que si bien en el humanismo renacentista estaban
equilibrados, en el Barroco será el segundo el que asumirá mayor
relevancia; el tópico horaciano delectare et prodesse
“deleitar y aprovechar), por el que se produce una simbiosis entre los recursos
estilísticos y el proselitismo a favor del poder establecido, y por el que en
última instancia se llega a fórmula ar gratia artis
“el arte por el arte”, en que la literatura se abandona al placer de la simple
belleza.
En la lírica se dieron dos corriente: el
culteranismo (o cultismo), liderado por
Luis de Góngora, por lo que se llama también “gongorismo”, donde destaca la
belleza formal, con un estilo suntuoso, metafórico, con abundancia de
paráfrasis y una gran proliferación de latinismo y juegos gramaticales; y el
conceptismo representado por Francisco de Quevedo y donde predominaba el
ingenio, la grandeza, la paradoja, con un lenguaje conciso pero polisémico, con
múltiples significado de pocas palabras.
Góngora fue uno de los mejores poetas de
principios del siglo XVII, actividad que cultiva en sus ratos libres como
sacerdote. Su obra está influida por
Garcilaso, aunque sin el sentido armónico y equilibrado que mostró éste en toda
su producción. El estilo de Góngora es
más ornamental, musical, colorista con abundancia de hipérbatos y metáforas,
por lo que resulta difícil de leer y se dirige especialmente a minorías cultas.
En cuanto a temática, predomina la amorosa,
la satírica-burlesca y la religiosa-moral. Empleó métricas como las silvas y
las octavas reales, pero también formas más populares como sonetos, romances y
redondillas. Sus principales obras son
La Fábula de Polifemo y Galatea (1613) y Soledades (1613). Otros poetas culteranistas fueron, Juan de
Tasis, Conde de Villamediana, Gabriel Bocángel, Pedro Soto de Rojas, Anastasio
Pantaleón de Rivera, Salvador Jacinto Polo de Medina, Francisco de Trillo y
Figueroa, Miguel Colodrero de Villalobos y Fray Ortensio Félix Paravicino.
EL
BARROCO ESPAÑOL.
LUIS DE GÓNGORA Y
ARGOTE
El Renacimiento no consiguió su propósito de
imponer la armonía y la perfección en el mundo, tal y como pretendían los humanistas, ni había hecho más
feliz al hombre; las guerras y las desigualdades sociales seguían estando
presentes; el dolor y las calamidades eran comunes en toda Europa. Se instala un pesimismo
intelectual, cada vez más acentuado, unido al carácter desenfadado de que dan
testimonio las comedias de aquella época y las truhanerías en que se basan las novelas picarescas.
Como
los ideales renacentistas fracasaron y, en el caso de España, el poder político estaba
desvaneciéndose, el desengaño continúa y surge en la literatura, que en muchos
casos recuerda a la de dos siglos antes, con la Danza de la Muerte las Coplas a la muerte de su padre de Manrique. Quevedo dice que la
vida está formada por «sucesiones de difunto»: en ellas se van convirtiendo los
nacidos, desde los pañales hasta la mortaja con la que se cubren los cuerpos
exánimes. En conclusión, nada tiene importancia, sólo hay que conseguir la
salvación eterna.
LUIS DE GÓNGORA Y ARGOTE (Córdoba, 11
de julio de 1561 – ibídem, 23 de mayo de 1627) fue un poeta y dramaturgo
español del Siglo de Oro, máximo exponente de la corriente literaria conocida,
más tarde y con simplificación perpetuada a lo largo de siglos, como
culteranismo o gongorismo, cuya obra será imitada tanto en su siglo como en los
siglos posteriores en Europa y América.
El
culteranismo es una estética del Barroco español dentro de la más general del
conceptismo, con el cual comparte la intención de enrarecer y aquilatar la
expresión separándola del equilibrio y claridad clásicos, pero con el
procedimiento opuesto de dilatar el significado en un máximo de expresión
estética no para aclarar el mensaje mediante el procedimiento de la paráfrasis,
sino para impresionar y confundir con lo laberíntico, sensorial y disperso de
la expresión y de aplicarse fundamentalmente al género lírico y al verso en vez
de a la prosa.
En 1617, va a establecerse en Madrid y es
nombrado capellán de Felipe III. A la
muerte de éste, le sucede Felipe IV que tiene como favorito al Conde-Duque de
Olivares, amigo de Góngora por lo que continúa vinculado a la corte.
Pero a pesar de contar con el beneficio de
la corte, continúa sus preocupaciones económicas. Preocupaciones que se reflejan en las ciento
veintiuna cartas mayormente dirigidas desde Madrid, a sus amigos de Córdoba, y
fechadas entre 1617 y 1626, solicitándoles ayuda económica, como comenta en su
carta 109, “…me socorran y saquen de la miseria en que me han puesto siete años
casi de corte”
Pero dejemos al hombre y vallamos al
artista. Góngora fue un poeta bivalente. Por un lado sus letrillas y romances
populares de nítida expresión, y por otra, sus obras cultistas. No le preocuparon temas como la religión o
el amor, a Góngora lo inspiró la
belleza.
Sus poesías populares son muy claras, por lo
que sus contemporáneos le denominaron “ángel de luz”. En sus composiciones sentimentales describe
con fina maestría las reacciones anímicas.
El romancillo “Hermana Marica”, recrea un
episodio infantil. En “Las Flores del
Romero” se expresa un delicado sentimentalismo y en “Ande Yo Caliente y Ríase
la Gente” expone su vena satírico-jocosa.
El estilo gongorino es sin duda muy
personal, lo cual no es óbice para que sea considerado como una magnífica
muestra del culteranismo barroco. Su
lenguaje destaca por el uso reiterado del cultismo, sea del tipo léxico, sea
sintáctico. (acusativo griego o imitación del ablativo absoluto latino).
La dificultad que entraña su lectura se ve
acentuada por la profusión de inusitadas hipérboles barrocas, hiperbatones y
desarrollos paralelos, así como por la extraordinaria musicalidad de las
aliteraciones y el léxico colorista y rebuscado.
Su peculiar uso de recursos estilísticos,
que tanto se le criticó, ahonda de hecho en una vasta tradición lírica que se
remonta a Petrarca, Mena o Herrera. A
la manera del primero, gusta Góngora de las correcciones y plurimembraciones,
no ya en la línea del equilibrio renacentista sino en la del retorcimiento
barroco. Sus perífrasis y la vocación
arquitectónica de toda su poesía le dan un aspecto oscuro y original, extremado
si cabe por todas las aportaciones
simbólicas y mitológicas de procedencia grecolatina.
Pero como se recoge en la Enciclopedia
Salvat: “Todo tiene valor en la poesía
de Góngora, gracias a prodigiosos recursos estilísticos, (metáforas audaces,
imágenes brillantes, antítesis, hipérboles, uso del hipérbaton y del cultismo
más extremado) que producen una poesía difícil y de estructurada belleza.
Las Soledades gongorinas, en opinión de
Dámaso Alonso, representan la culminación e intensificación de los mismos
recursos que se venían acumulando en la poesía española desde los tiempos de Garcilaso.”
Su fama fue enorme durante el Barroco,
aunque su prestigio y conocimiento de su obra decayeron luego hasta muy entrado
el siglo XX, y fue en esta época cuando se cumplían los tres siglos de la
muerte de Góngora, un grupo de poetas y críticos encabezados por Dámaso Alonso,
Miguel Artigas Alfonso Reyes y Gerardo Diego, contribuyen a la rehabilitación a
escala europea de la obra total del poeta.
Hoy el autor de las soledades, del Polifemo
y de otras tantas composiciones de arte menor,
está situado en el lugar que le corresponde en el cuadro general de la
literatura clásica occidental.
Este
poeta y dramaturgo andaluz del siglo de oro, falleció en su ciudad natal
(Córdoba) el 23 de Mayo de
BIBLIOGRAFÍA
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A.M.M. ARCHIVO MUNICIPAL DE MÁLAGA.
Archivo Armentia. Cajas números 11 y 52
HEMEROTECA
Sol de España de 24 de diciembre
de 1975.
Diario Sur de Málaga de 20 de
enero de 1976
El País, de 10 de octubre de 1982
BIBLIOTECA CÁNOVAS DEL CASTILLO.
MÁLAGA
Justo Fernández López. La Mística Española.
EDITORIAL PLENITUD. Nº 855 DE
1949
Santa Teresa de Jesús. Obras Completas.
INTERNET
www.biografiasyvidas.com/biografía/g/góngora.htm
Luís
de Góngora. Edición de José Manuel Caballero Bonald
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