jueves, 18 de diciembre de 2008

CERRO PLATERO. PUERTO DE LA TORRE



EL CERRO PLATERO (O DE LA PELUCA)
Y EL LAGAR DE LAS ÁNIMAS.


Podemos definir prehistoria como el periodo de tiempo previo a la historia, transcurrido desde el inicio de la evolución humana hasta la aparición de los primeros testimonios escritos.
La importancia de la escritura como frontera entre la prehistoria y la historia, está en que sólo a través de los testimonios escritos, podemos conocer con certeza acontecimientos, hechos y creencias de aquellas personas que vivieron antes que nosotros.
Al no existir el testimonio escrito, la arqueología se convierte en el único medio para reconstruir los sucesos de la prehistoria a través del estudio de los restos materiales dejados por los pueblos del pasado; sus zonas de residencia, sus utensilios, así como sus grandes monumentos y sus obras de arte.
EL CERRO PLATERO.- En el Partido de Verdiales, el denominado Cerro de la Peluca, es nombrado y llamado como Cerro Platero. Es atalaya y vigía, y hasta reloj, cuando en verano, los arrieros, lecheros y chumberos, en las noches claras, partían hacia el municipio con sus productos para vender, se orientaban según la posición del lucero del alba con relación a la vertical del cerro.
Es un cerro aislado situado a poco más de 5 kilómetros de distancia de la Torre del Atabal y muy próximo a la rambla del río Campanillas, a 850 metros al Este de su orilla izquierda, entre él y los montes de Verdiales, junto a la carretera 3310 que une Málaga con Almogía y separado de esta por el arroyo de Casasola. Está rodeado por afluentes del río Campanillas. (el arroyo Negrete al Norte, el de la Piedra Horadada al Sur, y el de Casasola al Este) De aspecto acusadamente cónico en apariencia, pero en realidad es más parecido a una pirámide triangular con una mesetilla o repisa orientada a NE, con una altitud de entre los 240 y 250 metros.
Desde su cumbre, podemos divisar el monte y la torre del Atabal, tras ella, el litoral mediterráneo desde Málaga a Torremolinos. La sierra de Mijas, y en primer término el cerro de La Lanza, sierra de Cártama, sierra Blanca de Marbella por su lado septentrional, sierra Canucha, sierra de Aranda, la Torrecilla, y delante el cerro Corona y la sierra parda de Tolox. Sierra del Pinar, de Junquera, sierra de las Nieves, sierra prieta de Casarabonela, sierra de Alcaparín, (Santi Petri) cerros de Almogía, y detrás el cerro de Águila, de la Hoya y la sierra de Chimenea. El valle del río Campanillas formando una uve que nos permite gozar de una espléndida vista del Torcal de Antequera y al pie Villanueva de la Concepción. Los Montes de Málaga y en primer plano los montes de Verdiales con la ermita de la Virgen de los Dolores, y más al Sur, la torre almenara Rayna, desde la que se puede ver una espléndida panorámica de la ciudad de Málaga.
Desde los tiempos en la memoria de los vivos, se dice que en el cerro existen tumbas, pero la cultura o tradición en los verdiales para los antiguos, se limita al tiempo de los moros, y ahí empieza y termina la historia para ellos.
Los primeros habitantes del Cerro Platero, y por supuesto los más próximos al Puerto de la Torre, se remonta al periodo conocido como Neolítico, hace unos 8000 años. Llegaron desde el mar y se establecieron para dedicarse a la agricultura y la ganadería.
La Edad de Bronce confirma los asentamientos sobre el territorio, y la población crece y se estabiliza y viven en cabañas alzadas sobre áreas aterrazadas que a su vez sirven como zonas de cultivo.
Los habitantes de los distintos lugares se ubican en virtud de zonas de defensa, buscan el interior de la costa, y la altitud les proporciona por la gravedad, una magnífica arma de defensa con piedras y útiles rudimentarios. Luego los poblados desaparecen con el tiempo por cambios de vida alentados por la paz y la búsqueda de la felicidad. Pero donde hubo un poblado, y bajo la tierra, queda un cementerio o necrópolis.
El Lagar de las Ánimas al pie del Cerro Platero muy cerca del Puerto de la Torre, en una zona media de altitud del Cerro, existen innumerables tumbas que aparecen en forma de caja de piedras (cistas) habitualmente para una o dos personas.
Se conoce por algunas prospecciones, que los hombres eran enterrados con ajuares funerarios, que consistían en oro y armas, como puñales, espadas o puntas de flechas. Las mujeres eran adornadas con plata; también se ha encontrado en el Cerro algunas anillas de plata que pudieran haber servido de argollas de fijación de las empuñaduras de madera de espadas y espadines, así como también alhajas utilizadas por las mujeres.
El Puerto de la Torre nuevo, pujante y bravo en su nueva época de expansión, y en su nueva cultura, debe seguir llamando a su cerro, "El Cerro Platero", nombre tradicional y emblemático con el que popularmente se le ha venido conociendo y nombrando a través de muchos años.
EL LAGAR DE LAS ÁNIMAS
(Trabajo realizado por Ana Baldomero Navarro, José Enrique Ferrer Palma y Fernando Villaseca Díaz.)
Las noticias sobre el Lagar de las Ánimas, han sido dadas a conocer recientemente, pero en cambio las referencias que se poseían de su existencia databan de hace unos veinte años.
En 1972 nuestro compañero, Ignacio Marqués, recogió la noticia oral sobre la presencia de una acrópolis de cistas en las cercanías del Puerto de la Torre, en el término municipal de Málaga, comunicada por Manuel Muñoz, quien junto con un grupo de colaboradores del Museo Arqueológico Provincial de Málaga había realizado los dibujos esquemáticos de las plantas de algunas de las sepulturas localizadas.
Durante el año siguiente, se llevaron a cabo una serie de visitas al lugar del yacimiento integradas en el plan de prospecciones del Departamento de Prehistoria del Colegio Universitario de Málaga, localizándose parte de las sepulturas que debían componer el conjunto de la necrópolis.
(…) Años después, con motivo de la verificación de contactos con el entonces párroco del Puerto de la Torre, P. Baldomero Alonso; en su colección particular se encontraban algunos fragmentos de cerámica realizadas a mano, recogidos de las inmediaciones de la necrópolis.
(…) Durante 1983, uno de los firmantes (F. Villaseca) con motivo de una serie de prospecciones a la zona del Puerto de la Torre, tuvo la oportunidad de entrar en contacto con la familia de Fez, quienes habían reunido algunos materiales provenientes de expolios en la necrópolis, comunicando su existencia al Departamento de Prehistoria de la Universidad de Málaga. Una visita a esta colección nos evidenció que se trataban de materiales propios de ajuares de enterramiento, y se solicitó permiso para reproducirlos y publicarlos, lo que se nos concedió amablemente.
El acceso al yacimiento se verifica a través de la carretera comarcal Málaga-Antequera, una vez pasada la localidad del Puerto de la Torre. Se sitúa al noroeste de la cortijada denominad Lagar de las Ánimas, próxima ésta a la carretera; desde aquí se accede al yacimiento situado en las primeras estibaciones del Cerro de la Peluca, fácilmente visible desde la misma carretera. Geográficamente puede incluirse en el valle del río Campanillas, último tributario del Guadalhorce, en cuyo curso bajo se emplaza en un ambiente de suaves colinas desde las que se domina el valle.
La extensión del yacimiento a primera vista puede parecer muy amplia, consecuencia resultante de la dispersión de los núcleos de enterramientos. Hasta la fecha parecen constatarse al menos cuatro agrupaciones de cistas separados entre sí, no pudiéndose descartar que este número pueda ampliarse. En cambio, el espacio donde queda localizado el material de superficie, así como algunos probables restos de construcciones, no es en exceso amplio, y aprovecha un fuerte declive del cerro desde donde se divisa con claridad el valle del curso bajo del río Campanillas.
A estos emplazamientos habría que unirles la existencia de una pequeña mina de cobre, no excesivamente explotada e improductiva en la actualidad, que se sitúa en las inmediaciones del conjunto, revalorizando la importancia de este yacimiento.
Hasta la fecha han sido localizados cuatro núcleos de cistas; el más occidental se compone de cuatro sepulturas, enclavándose en las proximidades y por debajo del posible hábitat del que hemos hablado. En el núcleo central hemos constatado la presencia de cinco cistas. Algo más hacia el suroeste existe un agrupamiento de unas diez o doce cistas, algunas de ellas totalmente violadas, y por último el área más septentrional parece haber sufrido una fuerte alteración, puesto que de ella son la mayoría de las noticias que se han recogido, deduciéndosele una composición amplia, no quedando en la actualidad casi vestigios, a no ser el indicio de una sepultura. Entre los dos núcleos primeros ha sido localizada otra sepultura que parece por el momento presentarse aislada.
Sus tipos repiten un esquema similar en las distintas áreas localizadas. El tipo de roca con el que han sido realizadas destaca entre el ambiente pizarroso que a veces las rodea.
Las cistas resultan, quizás por la naturaleza de la materia prima empleada, de dimensiones algo mayores a las que podían esperarse, presentando en alguna ocasión un aspecto casi megalítico, aunque sus escasas profundidades (en aquellas que puede comprobarse su vaciado total) denoten lo contrario. Sus plantas presentan a veces laterales compuestos por varias losas de pequeñas dimensiones.
(…) Hasta que no se realicen los sondeos pertinentes resulta problemático asegurar la ubicación del hábitat que debió corresponder a los que utilizaron la necrópolis descrita. En la actualidad los materiales hallados provienen de dos áreas; una de ellas, la que reúne mejores condiciones, se sitúa en torno a una fuente de agua que ha sido en los últimos años objeto de trabajos de ampliación, al parecer con resultados negativos, estas obras han provocado un perfil artificial, casi vertical, donde aparecen restos de construcciones, aunque muy confusos. En sus alrededores se ha localizado la totalidad de los materiales que describimos a continuación y que pertenecen a las prospecciones llevadas a cabo en las cerámicas de la fuente de agua, único lugar que ha proporcionado materiales significativos, recogidos tanto por miembros del Departamento de Prehistoria de Málaga, como por el P. Alonso. La abundancia de materiales concentrados aquí debe responder a la remoción del terreno provocada por las máquinas que han realizado las labores de aterraplanamiento en las inmediaciones.
CERÁMICA.- Entre los fragmentos de cerámica que han sido localizados, pueden contarse diferentes formas: cuencos de casquete esférico, cuencos hondos, escudillas, platos y fuentes, ollas, entre otros.
METAL.- En metal se ha localizado una punta de pedúnculo, aunque sus características completas sean difíciles de precisar por presentarse fracturada en ambos extremos y en un lateral.
HUESO.- Entre los materiales recogidos por el P. Alonso se conserva un colmillo de jabalí fracturado, por lo que no se puede precisar el uso a que fue destinado. Junto a el, un fragmento de punzón realizado sobre metápodo de un ovicáprido, cortado en sentido longitudinal y alisado posteriormente. La punta en la actualidad, resulta algo roma.
SILEX.- Tan sólo se han recogido dos piezas de sílex, una de ellas es una pequeña lasca, mientras que la otra es una hoja ancha y de corta longitud, que presenta el lateral izquierdo y parte de la extremidad distal de su cara dorsal con retoques, algunos de regularización y otros de uso.
OTROS MATERIALES EN PIEDRA.- De la misma zona que el resto de los materiales mencionados proceden cuatro piezas probablemente destinadas a colgantes de forma claramente trapezoidal, y otro de forma indefinida por presentar fracturas en casi todos los perímetros.
Relacionada con el ámbito de los hallazgos descritos, dentro de la red de asentamientos propia del posible hábitat, existe una pequeña explotación de cobre. Resulta ser una mina al aire libre que hoy día se presenta alterada por la excavación reciente de un pozo para obtención de agua, situado en sus mismas inmediaciones. Adquiere la disposición de un pequeño semicírculo que probablemente contara con algún tipo de visera superior hoy día abatida, y que pudiera encubrir en la actualidad algún posible pozo o galería que siguiera la veta de afloración de mineral.
A la espera de un análisis más detenido, podemos apuntar que el entorno donde queda englobada la pequeña explotación, hoy día evidentemente improductiva, responde al complejo maláguide, y se incluye en un conjunto de areniscas silíceas de grano fino con abundante cuarzo. Los fragmentos que hemos podido obtener presentan fuertes exhudaciones; una primera visualización parece responder a calcopiritas con elementos de cuarzo.
Estamos por lo tanto ante una serie de hallazgos integrados en un área de utilización posiblemente simultánea, destacando en primer lugar su ubicación en torno al curso bajo del río Campanillas. Podría responder a uno de los hitos más cercanos en relación a los asentamientos que debieron desarrollarse en las inmediaciones de la línea de costas, y de los que sería ejemplo al menos de una tradición en este sentido, el documentado recientemente en el Cerro de San Telmo, relativamente próximo, y que ya tenía sus precedentes en la provincia en yacimientos como Cerca Niebla o Morro de Mezquitilla.
Por otra parte, su posición en la vía que supone el río Campanillas, sobre el que se levanta como una atalaya el Cerro de la Peluca, habla de la utilización temprana de un acceso tradicional desde Málaga a la vega de Antequera, que desembocaría en la cuenca alta del Guadalmedina.
Sobresale del conjunto de hallazgos una extensa necrópolis, bastante dispersa, de la que hasta el momento hemos llegado a contabilizar algo más de veinte sepulturas, aunque algunas de ellas se encuentren en bastante mal estado. Podemos relacionarlas, gracias a los materiales rescatados de su expolio, con un horizonte del bronce, en el que por ahora no puede concretarse su posible inicio, ya que el puñal-espada hallado no sería definitorio de un Bronce Antiguo o Pleno. En este sentido podría apuntarse que en la provincia de Málaga el horizonte del bronce tiene su primera constatación en habitat, en Acinipo, donde se ha identificado un momento similar al Bronce Pleno del bajo Guadalquivir, y que en Alcaide, en contexto de necrópolis, la primera utilización durante el Bronce pudiera pertenecer tanto a su fase antigua como a la plena.
(…) Pensamos que es interesante el hecho de la existencia en el terreno colindante de al menos cuatro pozos de agua que, aunque de escaso contenido actual, hablan de una cierta potencialidad, ésta habría quizás posibilitado la explotación de estas tierras por parte de las poblaciones que se establecieron en el pasado en este lugar.
Definido por el momento lo estratégico de su posición y la viabilidad de una explotación agrícola, que se intensificaría por supuesto en el valle del río Campanillas al pie del Cerro, sólo nos queda señalar que este cuadro puede llegar a ser ampliado si pudiera relacionársele algún tipo de explotación minera que aprovechase los afloramientos cercanos de cobre, ya sea el que hemos localizado o incluso otros lugares de extracción aún indocumentados. Este último aspecto podría incluso haber sido el determinante en la elección del asentamiento, ya que los trabajos de minería debieron alcanzar en estos momentos un fuerte desarrollo, como ha quedado demostrado recientemente.

jueves, 27 de noviembre de 2008

El Verso en la Historia

Mis primeros versos,
te los escribí en la piedra.
Los segundos, en madera.
Los terceros, en papiro.
Los de ahora, en papel.

¡Cuántos siglos nos unen en el tiempo!

Los versos del futuro,
serán escritos
a través del pensamiento.

miércoles, 26 de noviembre de 2008

TORRES ALMENARA



















TORRES ALMENARAS




Su emplazamiento debía ser tal que permitiera vislumbrar a los torreros la mayor cantidad posible de marina, al mismo tiempo que desde cada una de ellas habría de divisarse la anterior y la posterior, con objeto de no interrumpir la cadena de alarma en caso de producirse.

Al igual que otros ayuntamientos, el de Málaga, se ocupaba también anualmente de sortear una “diputación de torres” cuyo concejal tenía la misión de controlar que los torreros cumplieran con sus obligaciones, desplazándose para ello periódicamente en visita de inspección.
Por lo general, estos últimos eran dos o tres personas conocedores del terreno y que vivían cerca de donde tenían asignado su puesto, con el cometido de permanecer tanto de día como de noche vigilantes en prevención de cualquier ataque o desembarco, uno hacía de centinela mientras los otros dos visitaban diariamente a oriente y occidente las atalayas más próximas.

En lo referente a su estructura arquitectónica podemos clasificarlas en tres grupos según su planta, (circular, cuadrada y de pezuña) y en cuatro en función de la alzada (tronco-piramidales, troncocónicas, cilíndrica y en prisma), existiendo casos excepcionales que presentan trazas distintas.
Mediante la centuria, aparecen otras atalayas con mayor envergadura y planta en pezuña protegidas en su parte anterior con punta de estrella. Estas últimas podrían acoger a un total de veinticuatro piezas de artillería, así como instalaciones menores para los oficiales y tropas. Calabozos, etc. Y contar con la protección de puente elevadizo, revellón y foso.

SU EVOLUCIÓN DURANTE LA MODERNIDAD.- Tras la conquista de la ciudad de Málaga por los Reyes Católicos en el verano de 1487, procedieron a la reparación más urgente por los destrozos propios de la contienda. A lo largo de la segunda mitad del siglo XVII el estado de algunas de estas torres almenaras era prácticamente ruinoso y sólo a mediados de la segunda centuria se acometieron varios proyectos por Fernando VI y Carlos III para la reedificación de unas y la construcción de otras nuevas.
Hacia 1770, el coronel de ingenieros y director del puerto de Málaga Francisco Gózar dejaba constancia de que en nuestra costa existía un importante número de almenaras, de las cuales las construidas con planta de pezuña constituían la protección más segura.
Las torres almenara fueron poco a poco languideciendo a medida que las comunicaciones de todo tipo mejoraban. Tras la crisis finisecular del Diecinueve la llegada del presente siglo (XX) las sorprendió en un estado que denotaba su progresivo abandono por la acción del tiempo con escasas excepciones. En la actualidad la ruina de muchas es manifiesta, existiendo en algunos municipios proyectos diversos para evitar su total derrumbe, como ha sucedido con la torre del Atabal en el Puerto de la Torre y la de Zambra en Casabermeja firmemente restauradas.

Las torres almenaras fueron en el pasado un elemento primordial del paisaje de la marina (y en muchos casos de la geografía interior) en la defensa de costas acosadas en multitud de ocasiones por piratas, corsos y angloholandeses, que desde sus cercanas bases en el norte de África y Gibraltar, tenían en la interrupción del comercio marítimo y en el saqueo de las aldeas costeras una actividad más que lucrativa. (Isla de Arriarán nº. II, pags. 34 a 38)
TORRES ALMENARAS DE EL ATABAL, PRADO O DE LA VEGA, VERDIALES O REYNA Y ZAMBRA.- En un gravado que corresponde a una vista de la ciudad de Málaga y su entorno desde el mar, fechado en uno de Marzo de 1780, aparecen cuatro torres asentadas en sendas prominencias desde la divisoria derecha de la cuenca de Guadalmedina hasta la vega del Guadalhorce. Estas torres vienen rotuladas en el gráfico como Zambra, Reyna, Atabal y de la Vega.
La historia local también a dado referencias de ellas. Medina Conde, las relaciona e incluso aporta detalles curiosos sobre algunas de ellas, llegando a decir de la de Zambra, que es de las cuatro la que más apariciones ostenta tanto en la historia como en la literatura del siglo XVII, debido sin duda a su proximidad a un camino (el de Antequera a Málaga) que debió estar muy concurrido por entonces.
La torre Zambra, situada en el monte Zambra a espaldas de Casabermeja, se encuentra a 869 metros de altura sobre el nivel medio del mar en Alicante que es la referencia de nivelación adoptada en España. Es una construcción modesta, de planta circular y forma cilíndrica. El diámetro es de 5 metros y la altura, referida a la zona donde la coronación parece que se conserva, es de 4 metros. La fábrica es de mampostería formada por piedras de unos 30 centímetros de tamaño medio, presentando al exterior su cara más plana. Generalmente son de arenisca o pizarra, abundantes ambas en el lugar, con hiladas horizontales de lajas de pizarra intercaladas, unido todo ello con argamasa de cal.
Se accede a su interior a través de una abertura sin dintel, de algo más de un metro de ancha, orientada al norte. La torre se encuentra parcialmente derruida sobre todo en los flancos de la entrada y parte de la coronación, con gran cantidad de piedras de la propia fábrica dispersa por los alrededores.
En su interior el paramento no está presentado, dando la sensación de haber estado relleno de piedras y barro y vaciado con posterioridad. Es bastante probable, pues, que la torre, fuese maciza en su parte inferior, que es la conservada, y que sobre ella se levantase el habitáculo. Fue entregada al Ayuntamiento de Casabermeja para su custodia, por el Instituto Geográfico y Catastral, en el año 1901.
Desde su enclave podemos disfrutar de una de las vistas panorámicas más amplias y variadas de la provincia de Málaga, más algo de Granada y norte de África. Así, una vuelta de horizonte siguiendo el sentido de las agujas del reloj nos depara la siguiente secuencia, diecinueve poblaciones, más las supuestas ruinas de Bobastro, en las Mesas de Villaverde, las que se divisan desde la torre. Asimismo se ven prácticamente todas las sierras de la provincia de Málaga, excepto la Serranía de Ronda, y gran parte de Sierra Nevada. Con especial nitidez se aprecia la Hoya de Málaga y el valle del Guadalhorce, sobre todo su vertiente derecha. Al norte de Álora aparece, con toda claridad, el contraembalse y la chimenea de equilibrio del Salto de la Encantada, central eléctrica construida por Sevillana de Electricidad hace unos años.
Situando en un mapa los accidentes topográficos que delimitan la panorámica se puede medir, en la provincia de Málaga, una superficie de 2.152 kilómetros cuadrados, que sin descontar las sombras de visión creadas por accidentes situados bajo la visual supone aproximadamente el 30 por ciento del total de la superficie de la provincia.


LA TORRE DE LOS VERDIALES O DE LA REYNA.- Subiendo la carretera que va del Puerto de la Torre a Almogía, a una distancia de cinco kilómetros y a un kilómetro del Lagar de las Ánimas, a la derecha, parte un camino que nos conduce a la ermita de los Verdiales. Es la ermita una construcción modesta, muy a tono con la arquitectura popular de los Montes de Málaga, que al parecer tuvo algún antecedente en la época de la conquista de Málaga. Esta ermita alberga una imagen de la Virgen de los Dolores.
Siguiendo el camino en dirección Este, encontramos a la izquierda un torreón situado sobre un montículo. Es una construcción cilíndrica, de planta circular y maciza; su diámetro es de cinco metros y su altura de cuatro metros. Su fábrica es de mampostería, del mismo aspecto y material que la descrita en Zambra. Aparecen restos de un enlucido con mortero de cal, muy frágil, que muestra las huellas del palustre. El relleno se observa a través de un boquete abierto en la pared y está formado por piedras aglomeradas con mortero de cal.
La torre se encuentra a una altura de 540 metros sobre el nivel del mar y desde ella se domina parte de los valles del río Guadalmedina, (incluida la torre de Zambra) del Guadalhorce y del río Campanillas; además de gran parte de la ciudad de Málaga. Se divisa, pues, una pequeña parte de la superficie dominada desde la torre de Zambra, pero con más detalle, dada su proximidad. Se divisa también la torre de Prado o de la Vega, situada en el valle del Guadalhorce.

TORRE DEL ATABAL.- Tomando de nuevo el camino que nos llevó a la torre de Reyna, lo seguimos siempre bajando, hasta llegar a la barriada del Puerto de la Torre. Ya en la carretera comarcal 3.310, antiguo camino de Antequera, seguimos en dirección Málaga y al ganar el puerto que da nombre a la barriada, sobre un promontorio que lo flanquea por el Sur, encontramos unas ruinas que corresponden a la torre del Atabal.
Responde esta torre a una construcción cuya planta debió ser circular, de unos 7 metros de diámetro y cuya altura es imposible de determinar por el estado de ruina en que se encuentra.
Su fábrica la constituye una mampostería con mortero de cal que une grandes piedras del lugar, preferentemente arenisca. El interior está macizado con un conglomerado de piedras y mortero. La mampostería carece de las lajas horizontales que vimos en las torres de Zambra y Reyna. La introducción de estas lajas supone un perfeccionamiento en la técnica del mampuesto ya que con ellas se salvan las discordancias existentes entre las piedras, generalmente poco labradas, y el paramento adquiere una uniformidad mayor.
Las ruinas del Atabal están a una altura del orden de 200 metros sobre el nivel del mar y desde ellas se dominan la ciudad de Málaga con bastante detalle, además de la Vega. También se divisa la torre del Prado.

(La Torre del Atabal, se encuentra en un cerro alto como a media legua de la ciudad; y dice la historia que en ella, tenia su santuario una mora muy importante llamada Señora Arbeja, cuyo nombre y santidad le mereció la veneración de los moros malagueños. Fue ermitaña en aquel sitio donde murió, y le dieron en el, sepultura honorífica, no sólo por señora principal, o Xerifa, descendiente de Mahoma, sino por haber sido muy ayunadora y de vida muy penitente y contemplativa. Era tanta la veneración que profesaban a este lugar de su amada Xerifa, que todos los años celebraban su aniversario y fiestas con instrumentos musicales, y por ser unos de estos instrumentos mas principales los atabales, es por lo que llamaron a la torre construida allí, Torre del Atabal. Hasta muchos años después de la conquista de Málaga, venían algunos moros desde Africa, y con disimulo, para no levantar alboroto, subían hasta la torre para celebrar su pascua, en el mes de Septiembre en memoria de dicha Moravita. En el sitio de las Lagunillas estaba la mezquita de Cidi Buzedra, Morabito famoso y muy penitente. Cerca de Cruz del Humilladero, hubo la mezquita de Cidi Abadía, morabito también muy famoso).
LA TORRE DEL PRADO O DE LA VEGA.- Desde Teatinos seguimos la carretera que por la Colonia de Santa Inés conduce a Campanillas, y al llegar a la barriada de Colmenarejo vemos en lo alto de un cerro un promontorio que se recorta en la cumbre, y que más bien parece un macizo rocoso que una construcción.

Cerro arriba llegamos a la cumbre. En ella una explanada circular, probablemente artificial, deja al descubierto una arenisca sobre las que se apoya un torreón de forma cilíndrica y planta circular. La obra está apoyada además, lateralmente sobre la roca y tiene un diámetro del orden de los cuatro metros. Su altura no se ha podido determinar.
El parámetro está formado por mampostería de piedra arenisca rojiza, algo labrada, con intercalaciones de ladrillo cerámico. Este ladrillo viene a ser el equivalente a las lajas encontradas en Zambra y Reyna y su empleo parece indicarnos que ya en la época de la construcción de la torre existían fábricas de cerámica en esa zona, cuya vocación por esta industria continúa en la actualidad. Se han encontrado restos de cerámica, probablemente nazarita.
Su altura sobre el nivel del mar es de 209 metros. Bajando por la cara sur del cerro encontramos en una altura, restos de muralla de fábrica similar a la de la torre, y en los alrededores muchos restos de cerámica pintada del mismo tipo que la encontrada en la torre y restos de tejas, lo que nos dice que los restos corresponden a una casa.
Desde esta torre se domina una amplia panorámica que corresponde al valle bajo del río Guadalhorce, incluidas las torres del Atabal y la de Reyna.

EL MARCO HISTÓRICO.- Nos encontramos ante cuatro torreones ninguno de los cuales tiene apenas valor monumental. Son torres atalayas o vigías de las que hay muchas, pero desde luego y sobre todo la de Zambra, situada en un lugar excepcional, sí tiene un valor histórico indudable que conviene considerar.
Tres preguntas surgen a medida que se avanza en el conocimiento de una obra antigua, por modesta que ésta sea. Estas preguntas son: ¿para qué se hizo?, ¿cuándo se hizo?, ¿quién las hizo? Para contestar a la primera de ellas partiremos de la hipótesis de que las torres, excepto la del Atabal, que la consideramos más antigua, son medievales, y concretamente nazaríes.
En el sistema defensivo, las torres vigías tenían especialmente una misión informativa que les facilitaba su situación en pequeñas alturas, recibiendo y transmitiendo la información recibida a las contiguas o a las fortalezas situadas en su campo de visión, así como las órdenes recibidas en uno y otro sentido. El sistema de transmisión se basaba en la producción de señales de humo si era de día y de hogueras durante la noche. El encargado de ejercer esta vigilancia y, en su caso, transmitir las señales era un individuo que generalmente vivía cerca de la torre. Este torrero, por llamarle de alguna manera, subía al habitáculo superior salvando la altura del terrado mediante una cuerda o escala.

Siguiendo con el análisis de la finalidad de estas torres vemos que, por un lado, la de Zambra conecta el Boquete de Zafarraya y los Montes con la Hoya de Málaga y sus castillos de, Cártama, Alhaurín el Grande, Coín, Monda, Tolox, Alozaina, Yunquera, Casarabonela y Álora. Esta conexión es de gran importancia estratégica si tenemos en cuenta que por el Boquete pasaba el camino tradicional que unía Málaga, capital de la cora o distrito de Rayya o Regio, con Granada, capital del reino y que el valle del Guadalhorce fue camino abierto a todas las expediciones cristianas del siglo XV.
Una segunda conexión, que se apoyaría también en la torre de Zambra y que podría considerarse complementaria de la descrita anteriormente, procede del control de dicha torre sobre la parte de la costa, sobre todo contando con la información de detalles que recibiría a través de la torre de Reyna, de la del Atabal y de la del Prado, entre otras que pudieran existir. Estas últimas torres, por su menor altura y proximidad a la costa y la de Vega, proporcionarían en los días claros un conocimiento más detallado de los movimientos en el litoral y, a su vez, podrían recibir información a través del Zambra de lo que aconteciera en el interior.
La torre de los Verdiales es conocida de antiguo también como torre de Reyna y está junto con el actual lagar de Jotrón, ya en ruinas, en una situación de prominencia sobre la ciudad de Málaga. Es posible que en estos lugares estuviesen las alcazabas de que habla Abd Allah, las cuales, conectadas visualmente entre sí como lo están actualmente los parajes donde posiblemente se asentaran, necesitarían de la conexión con Zambra, que habría de ser a través de Reyna, para cumplir su misión defensiva.
Cecilo García de la Leña, en sus “Conversaciones Históricas Malagueñas”. CONVERSACION XIX, de los castillos y demás fortalezas que ha tenido y tiene Málaga para su defensa, hace alusión también a estas cuatro torres. Así, tras relacionar las torres que defendían la ciudad de Málaga, dice. “También habían otras muchas que defendían la vega, marina y otros pueblos inmediatos. De estas fue una la torre de Prado, llamada así por estar en los prados del Rey, junto al río Grande, donde tenía su santuario el Morabito Cidi Beljair, esto es, el señor Bueno.
Una labró en 1502 en Guadalquivirejo el segundo obispo señor Ramírez de Villaescusa, para dar aviso desde ella de los moros que saltaban a nuestras playas. Otra era la del Atabal, que hoy dura en un cerro alto sobre EL CAÑAVERAL DE SANTO DOMINGO a media legua de la ciudad, dicho así por los atabales, y otros instrumentos músicos que tocaban todos los años los moros en la celebridad de su Xerifa la señora Alberja, mora muy principal y de grande santidad entre ellos, ermitaña en aquel sitio, descendiente de Mahoma.
Otras dos eran la de Reyna, camino de Guadalmedina y la de Zambra, que para mayor defensa de esta ciudad mandó labrar en 1428 el Rey Chico de Granada, el que hizo y fortificó otros muchos en la Axarquía y Hoya de Málaga”
Nos dice Medina Conde que tanto en la torre de Prado como en la del Atabal había sendos santuarios, y proporciona incluso el nombre del ermitaño o morabito que en ellos vivía. Hace referencia también a otra torre, construida en 1502 en el río Guadalhorce, entonces llamado Guadalquivirejo por un obispo y define claramente la misión de estas torres, a saber; recoger y transmitir información próxima de los movimientos en las playas.
Al Hablar de la torre de Zambra de cómo autor de ella al Rey Chico. Sin embargo, como observa Guillén Robles, en 1428 aún no había nacido Boabdil. Aún admitiendo la posibilidad de un baile de cifras y que pensara en el año 1482 tampoco es posible, ya que Boabdil no empezó a reinar hasta abril o mayo del año 1483.

Son muchos los riesgos que se asumen en el intento de datar una construcción antigua, sobre todo si las fuentes documentales son escasas. Sin embargo, creemos que de todo lo expuesto se pueden extraer algunas conclusiones.
En primer lugar, es posible que ya en la época de Omar Ibn Hafsun (880-917) se utilizara de alguna manera el cerro de Zambra como lugar de observación.
Por otra parte, es posible que en el siglo XI existiese una fortaleza por donde está la actual torre de la Reyna, de donde tomó nombre la torre posteriormente.
Si Al-Jatib dice, a mediados del siglo XIV, que Zalia era ya población de poca importancia; si el castillo de Almogía se pudo fundar en el siglo XIII y ambos castillo tienen una fábrica en todo semejante a la de Zambra, Reyna y Prado, si los ladrillos que forman parte de la fábrica de la torre del Prado pertenecen, por su material y dimensiones, a los primeros tiempos nazaritas, cabe pensar que estas tres torres, (Zambra, Reyna y Prado) con el tipo de construcción actualmente conservada, pertenecen al siglo XIII y probablemente a la época de Mohammed II, segundo de los reyes nazaries de Granada (1273-1302), en cuyo reinado se reconstruyeron muchas torres y fortalezas existentes y se hicieron otras nuevas. La Torre del ATABAL puede ser más antigua, dada la tosquedad de su fábrica y sus mayores dimensiones.

ALGO SOBRE TOPONIMIA.- Es sabido que Málaga fue fundación fenicia allá por el año 1200 a. de C., junto con Gades (Cádiz), Sexi (Almuñécar), y Abdera (Adra). Su nombre procede del fenicio Malaca, de raíz Malac (reina), nombre de una diosa de la mitología púnica que se adoró en la ciudad. En la época musulmana se le conoció como Rayya o Regio, también traducible por Reina. La fortaleza de Riana (Rayyana) tiene la misma raíz y pudo dar nombre como hemos visto, a la torre de la Reyna.
La palabra Zambra viene del árabe zamr, que se refiere a un instrumento musical. Según Asín Palacios, se refiere a un poblado de Córdoba.
Por último, la torre del ATABAL debe su nombre a un instrumento musical, según hemos visto. (Antonio Molina Cobos. “Cuatro Torres Almenaras en los Montes de Málaga)