domingo, 29 de mayo de 2022

A TERESA DE JESÚS

 

                       SANTA TERESA DE JESÚS

                 Nació el 28 de marzo de 1515, Gotarrendura (Ávila)         

                 Murió el 4 de octubre de 1582, Alba de Tormes (Salamanca)

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                                                                                   MANUEL GARRIDO JIMÉNEZ

                                                                                                MÁLAGA

  LA MANO DE SANTA TERESA

OBRAS

SAN JUAN DE LA CRUZ

EL MUNDO TERESIANO

EL CONVENTO DE SAN ANDRÉS  (MALAGA)

LITERATURA ESPAÑOLA DEL BARROCO

EL BARROCO ESPAÑOL.  LUIS DE GÓNGORA Y ARGOTE.

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(TERESA DE CEPEDA Y AHUMADA)

 

         La cima más alta de toda la mística española, y aún de la universal, fue alcanzada por dos escritores de la Orden del Carmelo: Santa Teresa de Jesús  y San Juan de la Cruz. 

   Ambos representan el punto más encumbrado a que la mente humana ha conseguido llegar en su ascensión hacia lo divino. Su aparición fue preparada,  por los ascetas de tendencia mística de otras órdenes religiosas, en especial de los franciscanos Pedro de Alcántara, Osuna y Laredo, y por el dominico Fray Luis de Granada. Pero ni en estas órdenes, ni tampoco en los agustinos, todos ellos tradicionalmente ligados al cultivo de la mística, se dio ninguna figura comparable a los dos colosos carmelitas.

 

                                    LA MANO DE SANTA TERESA

                         

 

 

Resumen

   La mano incorrupta de Santa Teresa de Jesús que se encuentra en la Iglesia de la Merced de la ciudad de Ronda, (Málaga) se trata de una pieza de plata dorada con incrustaciones de piedras preciosas que contiene la mano izquierda de Santa Teresa de Jesús.

Cuando exhumaron sus restos, en octubre de 1582,  su cuerpo apareció incorrupto y flexible, por lo que el padre carmelita Gracián de Dios, mandó cortar la mano y se la entregó a las monjas Carmelitas Descalzas de Ávila en primera instancia y después a las monjas Carmelitas del Convento de San Alberto de Lisboa, (Portugal)

   Con la revolución portuguesa de 1910, las carmelitas fueron expulsadas del país, dispersándose por varios conventos de Carmelitas en España.  Finalmente lograron reunirse en el Convento de Carmelitas Descalzas de Ronda, llevando con ellas el relicario con la mano de Santa Teresa.

   En la tarde del 29 de agosto de 1936, se presentó Rafael Arcila con una turba de milicianos armados hasta los dientes en el convento de Carmelitas descalzas de Ronda (Málaga).  Los milicianos sabían que las monjas tenían una mano de mucho mérito y le pedían que se la entregaran o de lo contrario sufrirían las consecuencias,  puesto que el comité exigía su entrega. La madre superiora les entregó la mano, por miedo a que sus jóvenes religiosas pudieran caer en sus manos sin saber qué harían con ellas.

   Los milicianos se llevaron la Mano incorrupta de la Santa a Málaga y la escondieron. Ese día a las dos de la tarde y después de buscar la Mano la Madre carmelita con tres hombres escogidos por ella misma, la encontraron.  Ese mismo día tomaron un autobús (la Madre dice un camión) con dirección a Sevilla con la intención de ver al general Queipo de Llano y ver el modo más rápido de comunicar al generalísimo Franco, que la Mano de la Santa que era de las Carmelitas Descalzas de Ronda, había sido encontrada en Málaga.

   La Mano fue entregada a los jefes de la Falange y éstos, se encaminaron hacia Burgos a donde llegaron muy de madrugada, y a los golpes de llamada, se alarmó mucho la Excelentísima señora doña Carmen Polo, a la que le entregaron el estuche en cuya peana estaba escrito el nombre de la Santa.  Como doña Carmen no sabía nada de la mano, llamaron al capellán, que tampoco les supo decir nada.  Luego preguntaron al señor Obispo y éste dijo que llamaran a un padre Carmelita, el cual, le informó de todo lo relativo a la Mano de Santa Teresa.

   Después de muchos intentos de pedir la devolución de la Mano al general Franco, para devolverla a su convento de las Carmelitas de Ronda,  Franco nunca accedió a ello;  y fue su esposa doña Carmen Polo, la que la devolvió 38 años más tarde.  La reliquia estuvo en las manos de Franco, (se dice que en su mesita de noche) desde 1937 hasta su muerte en 1975.

   La Madre María de Cristo, superiora del Carmelo de Ronda en la Iglesia de la Merced, residencia de las Carmelitas Descalzas en esta ciudad, comenta después del robo.

“Así pasaban los días, cuando se dijo que las fuerzas iban ya muy cerca de Málaga.  Entonces fuimos a capitanía, para decir al general que nosotras queríamos entrar en Málaga con las fuerzas para buscar la mano de nuestra Santa Madre, porque sabíamos cierto que allí estaba y la encontraríamos.  El general nos dijo: “ustedes no pueden ir, pero si tanta fe tienen, entre los que van, escoja algunos de su confianza y le hacen el encargo.” 

   Entonces a tres de ellos que eran de Ronda, Alarcón, Serrato y Aceituno……y haciéndole los encargos de que estaba en un estuche grana forrado con seda y su llavecita; le entregamos una pequeña foto que de Ella teníamos y se despidieron entusiasmado hasta que volvieron con ella.  Figúrese nuestra impresión, no dábamos crédito a lo que veíamos y estábamos esperando.  Dimos gracias a nuestro Señor y bendiciones a nuestra Santa Madre….”

 

EL HALLAZGO.-  Los jóvenes, al llegar a Málaga, se pusieron a buscar con el entusiasmo y la alegría de gente joven y notaron que en un armario incrustado en la pared tenía cajones;  sacan uno y ven una Virgen pequeñita.  ¡Madre querida, Ella guardando la Mano de su Teresa! Exclama.   ¡Santo Dios! Y qué sorpresa al sacar los cajones y descubrir lo que allí había de joyas, collares, dinero “rojo,” y lo más interesante, el estuche grana.

 

LA MANO DE SANTA TERESA VUELVE A RONDA.-  La Reliquia de Santa Teresa entra en Ronda el día 21 de Enero de 1976 por la tarde;  ese día, se celebra una misa oficiada por el Obispo de la Diócesis Monseñor Ramón Busarrais y gran número de fieles;  después la Mano serán entregada oficialmente al Carmelo Rondeño en el que todavía vive la Madre María de Cristo de 85 años de edad, fundadora del Convento y a quien en su día, le fue robada la Santa Reliquia.

 

 

 

                                        OBRAS

 

 

 

   En 1562 fundó el primer convento de las Carmelitas Descalzas en Ávila.  En 1567 empiezan los viajes fundacionales, así en Medina del Campo llevó a cabo la primera fundación fuera de Ávila el 15 de Agosto de 1567.  En septiembre del mismo año, se produjo el encuentro entre San Juan de la Cruz y Santa Teresa, quien le habla del proyecto de la reforma de la Orden, declarándose San Juan a favor de la misma.  Así en 1568 fundó el primer convento carmelita masculino junto a San Juan de la Cruz en Duruelo, (Segovia)

   Otras fundaciones fueron:  Medina del Campo (Valladolid 1567). Malagón (Ciudad Real, 1568)  Valladolid (1568) Toledo 1568)  Salamanca 1570) Pastrana, (Guadalajara, 1569) Alba de Tormes (Salamanca 1571) Segovia (1574)  Beas de Segura (Jaén 1575)  Sevilla (1575) Caravaca de la Cruz (Murcia 1576) Villanueva de la Jara (Cuenca 1580,   Palencia 1580) Soria (1581)  Granada (1582) y Burgos (1582)

 

 

 

                                  SAN  JUAN  DE  LA  CRUZ

 

 

 

    Juan de Yepes y Álvarez es universalmente conocido por su nombre religioso de San Juan de la Cruz. Nació en Fontiveros (Ávila). Es el último de los grandes místicos, la cima de la poesía mística y una de las voces líricas más puras que jamás hayan existido.

Era hijo de un tejedor, aunque de familia noble arruinada. Débil de cuerpo y enfermizo, por no poder aprender un oficio, ingresó de enfermero en el hospital de Medina del Campo al morir su padre.

Estudió en la Compañía de Jesús, pero ingresó en la Orden de los carmelitas en Medina del Campo y, en 1563, entró en la orden con el nombre de Juan de San Matías.

Entre 1564 y 1568 estudió en la Universidad de Salamanca hasta que fue ordenado sacerdote en 1567. A los 25 años se encuentra con Santa Teresa y los dos se entienden y se complementan en sus rasgos de carácter: Santa Teresa es enérgica y decidida, San Juan de la Cruz es tímido, débil y delicado. Santa Teresa le llama “el santico”. Santa Teresa le anima a emprender la reforma del Carmelo masculino. Desde ese momento, se hizo cargo de la reforma de la rama masculina de la orden, en tanto que la santa lo hizo de la femenina.

Si Santa Teresa de Jesús representa la cima de la prosa mística española, San Juan de la Cruz,  (el otro gigante carmelita) eleva la poesía mística a la más intensa y sublime expresión a que ha llegado el misticismo universal.  Culminación y superación a la vez de las más diversas corrientes;  es cronológicamente el último de los grandes místicos y en él se acendran y agotan las posibilidades de la poesía religiosa.  Incluso humanamente considerado, es una de las voces líricas más puras que jamás hayan existido

 

  

 

 

                                EL MUNDO TERESIANO

 

 

 

   La Escuela Teresiana se organiza en Comunidad Educativa que aprende de la diversidad de sus miembros y del medio con el que se relaciona.

Asume el desafío de formar parte de la realidad plural, multicultural y de la sociedad del conocimiento. Cada integrante de la comunidad tiene una forma personal de ser y de percibir; por ello, es preciso acoger la diversidad y crear mediante el diálogo una visión compartida. Las hermanas de la Compañía y los laicos/as, responsables de la continuidad del carisma y de la misión educativa teresiana, comparten las opciones de la Propuesta Educativa Teresiana y la misión que los une. Educan promoviendo procesos personales y comunitarios de acuerdo al itinerario teresiano, para que las personas descubran el proyecto de Dios en sus vidas, desarrollen sus capacidades y sean agentes de cambio en la sociedad.

   La vida de la Comunidad Educativa se acrecienta favoreciendo el intercambio y la colaboración con otros grupos, abriéndose a contextos más amplios, formando vínculos y redes con la Familia Teresiana, con la Iglesia y con aquellos organismos que dedican sus esfuerzos a construir un mundo más humano, conscientes de que “solo en compañía” se puede conocer y crecer. Se considera fundamental la participación y colaboración de todos/as.

En la Escuela Teresiana se promueven distintas asociaciones: de padres y madres, de alumnos y alumnas, de antiguos/as alumnos/as, y de otros grupos que integran la Familia Teresiana, como son las comunidades de MTA, voluntariado, Fundeo, etc. Todas ellas son una riqueza indispensable para la vida de la Comunidad Educativa. Solo desde esta clave de participación generosa y de colaboración responsable se alcanzará el fin de educar personas capaces de transformar la sociedad.                      

 

 

 

 

 

                         EL CONVENTO DE SAN ANDRÉS,  (MÁLAGA)

 

 

 

 

   Se trata de un antiguo convento fundado por la Orden de Carmelitas Descalzos en el siglo XVI sobre una ermita existente consagrada a San Andrés.  Este convento tiene una iglesia parroquial aneja llamada Iglesia de Nuestra Señora del Carmen, en el barrio del Perchel (Málaga) también construida por los carmelitas.

   Además de cómo convento de clausura, el Convento de San Andrés, ha servido como hospital y como cuartel de tropas propias y enemigas.  En el siglo XIX el convento sirvió como prisión del general liberal José María Torrijos y sus 49 compañeros, la noche antes de ser fusilado por orden del rey Fernando VII.

   Corría el año 1583.  No hacía todavía un año que la Madre Teresa había muerto en Alba de Tormes; aunque seguía viva, en sus escritos y en sus hijos.  Sus descalzos iban extendiéndose por toda España.  A Málaga había venido ya en 1577 el Padre Gracián de la Madre de Dios, colaborador, amigo e hijo de la Santa.

   Era prior de Granada, San Juan de la Cruz (cuenta el Padre Gracián).Había en el convento de los Carmelitas Descalzos de Granada, un fraile llamado Fray Gabriel de la Peñuela.  Este acertó a ir a Málaga allí le ofrecieron los pescadores de los percheles, una ermita que tenían de San Andrés para que en ella se fundara el convento de Carmelitas Descalzos.  Al anciano fraile le gustó el lugar y con el consentimiento del Obispa don Francisco Pacheco y el Corregidor don Pedro Zapata, se construyó el convento.  Junto al convento, se construyó un hospital para los afectados por la peste.

 

   Durante la desamortización de Mendizábal los bienes de los carmelitas y del convento fueron requisados y sus miembros expulsados de Málaga;  el convento fue vendido.  La Orden Carmelita abandonó España en 1868 y no volvió a Málaga hasta 1943.  Mientras tanto, el convento ha sufrido un notable deterioro al cual se debe su actual estado de ruinas a pesar de haber sido declarado bien de interés cultural en el año 2001.                            Hoy día el descuido y el abandono han llevado a la ruina la mayor parte de las edificaciones primitivas, de las que sólo se conservan algunos elementos.  El Ayuntamiento de Málaga, propietario de este inmueble, ha barajado distintas ideas para su rehabilitación y puesta en uso, desde un centro de estudios dedicado al general Torrijos, a un museo de arquitectura y diseño, sin que hasta el momento se haya materializado ninguna de estas ideas.  El edificio del siglo XVI estaba conformado por una iglesia, el patio, un refectorio, las huertas, el cementerio y zonas privadas.  Las zonas que se han conservado permiten asegurar a los expertos que la construcción seguía las directrices de la orden de Santa Teresa de Jesús en cuanto el empleo de materiales muy pobres y una sencillez decorativa.  

   En las dependencias de este convento pasó sus últimas horas de vida el general José María Torrijos, que protagonizó un fallido levantamiento militar contra el absolutismo de Fernando VII.  Fue fusilado en las cercanas playas de El Bulto (Málaga) el 11 de diciembre de 1831.

 

 

 

                      LITERATURA ESPAÑOLA DEL BARROCO

 

 

 

 

   En España, donde el siglo XVII sería denominado “Siglo de Oro”, la literatura estuvo más que en ningún otro sitio al servicio del poder, tanto político como religioso.  La mayoría de obras van encaminadas a la exaltación del monarca como elegido por Dios, y de la Iglesia como redentora de la humanidad, al mismo tiempo que se procura una evasión de la realidad para diluir la penosa situación económica de la mayoría de la población.  Sin embargo, pese a estas limitaciones, la creatividad de los escritores de la época y la riqueza del lenguaje desarrollado produjeron un elevado nivel de calidad, que convierte a la literatura española de la época en el paradigma de la literatura barroca y en una de las más altas cimas de la historia de la literatura.  La descripción de la realidad se basa en dos ejes vertebradores: la transitoriedad de los fenómenos terrenales, donde todo es vanidad; y el omnipresente recuerdo de la muerte (momento mori), que hace apreciar con más intensidad la vida.

   La base conceptual de la literatura barroca española proviene de la cultura grecolatina, aunque adaptada, como se ha descrito, a la apología político-religiosa.  Así, la estérica literaria se vertebra alrededor de tres tópicos de origen clásico:  la contraposición entre juicio e ingenio, que si bien en el humanismo renacentista estaban equilibrados, en el Barroco será el segundo el que asumirá mayor relevancia;  el tópico horaciano delectare et prodesse “deleitar y aprovechar), por el que se produce una simbiosis entre los recursos estilísticos y el proselitismo a favor del poder establecido, y por el que en última instancia se llega a fórmula  ar gratia artis “el arte por el arte”, en que la literatura se abandona al placer de la simple belleza.

   En la lírica se dieron dos corriente: el culteranismo  (o cultismo), liderado por Luis de Góngora, por lo que se llama también “gongorismo”, donde destaca la belleza formal, con un estilo suntuoso, metafórico, con abundancia de paráfrasis y una gran proliferación de latinismo y juegos gramaticales; y el conceptismo representado por Francisco de Quevedo y donde predominaba el ingenio, la grandeza, la paradoja, con un lenguaje conciso pero polisémico, con múltiples  significado de pocas palabras.

   Góngora fue uno de los mejores poetas de principios del siglo XVII, actividad que cultiva en sus ratos libres como sacerdote.  Su obra está influida por Garcilaso, aunque sin el sentido armónico y equilibrado que mostró éste en toda su producción.  El estilo de Góngora es más ornamental, musical, colorista con abundancia de hipérbatos y metáforas, por lo que resulta difícil de leer y se dirige especialmente a minorías cultas.

   En cuanto a temática, predomina la amorosa, la satírica-burlesca y la religiosa-moral. Empleó métricas como las silvas y las octavas reales, pero también formas más populares como sonetos, romances y redondillas.  Sus principales obras son La Fábula de Polifemo y Galatea (1613) y Soledades (1613).  Otros poetas culteranistas fueron, Juan de Tasis, Conde de Villamediana, Gabriel Bocángel, Pedro Soto de Rojas, Anastasio Pantaleón de Rivera, Salvador Jacinto Polo de Medina, Francisco de Trillo y Figueroa, Miguel Colodrero de Villalobos y Fray Ortensio Félix Paravicino.

 

 

                                 EL BARROCO ESPAÑOL.

                          LUIS DE GÓNGORA Y ARGOTE

                    

 

El Renacimiento no consiguió su propósito de imponer la armonía y la perfección en el mundo, tal y como pretendían los humanistas, ni había hecho más feliz al hombre; las guerras y las desigualdades sociales seguían estando presentes; el dolor y las calamidades eran comunes en toda Europa. Se instala un pesimismo intelectual, cada vez más acentuado, unido al carácter desenfadado de que dan testimonio las comedias de aquella época y las truhanerías en que se basan las novelas picarescas.

Como los ideales renacentistas fracasaron y, en el caso de España, el poder político estaba desvaneciéndose, el desengaño continúa y surge en la literatura, que en muchos casos recuerda a la de dos siglos antes, con la Danza de la Muerte las Coplas a la muerte de su padre de Manrique. Quevedo dice que la vida está formada por «sucesiones de difunto»: en ellas se van convirtiendo los nacidos, desde los pañales hasta la mortaja con la que se cubren los cuerpos exánimes. En conclusión, nada tiene importancia, sólo hay que conseguir la salvación eterna.

 

 LUIS DE GÓNGORA Y ARGOTE (Córdoba, 11 de julio de 1561 – ibídem, 23 de mayo de 1627) fue un poeta y dramaturgo español del Siglo de Oro, máximo exponente de la corriente literaria conocida, más tarde y con simplificación perpetuada a lo largo de siglos, como culteranismo o gongorismo, cuya obra será imitada tanto en su siglo como en los siglos posteriores en Europa y América.


   El culteranismo es una estética del Barroco español dentro de la más general del conceptismo, con el cual comparte la intención de enrarecer y aquilatar la expresión separándola del equilibrio y claridad clásicos, pero con el procedimiento opuesto de dilatar el significado en un máximo de expresión estética no para aclarar el mensaje mediante el procedimiento de la paráfrasis, sino para impresionar y confundir con lo laberíntico, sensorial y disperso de la expresión y de aplicarse fundamentalmente al género lírico y al verso en vez de a la prosa. 

    En 1617, va a establecerse en Madrid y es nombrado capellán de Felipe III.   A la muerte de éste, le sucede Felipe IV que tiene como favorito al Conde-Duque de Olivares, amigo de Góngora por lo que continúa vinculado a la corte. 

   Pero a pesar de contar con el beneficio de la corte, continúa sus preocupaciones económicas.  Preocupaciones que se reflejan en las ciento veintiuna cartas mayormente dirigidas desde Madrid, a sus amigos de Córdoba, y fechadas entre 1617 y 1626, solicitándoles ayuda económica, como comenta en su carta 109, “…me socorran y saquen de la miseria en que me han puesto siete años casi de corte”

   Pero dejemos al hombre y vallamos al artista.   Góngora  fue un poeta bivalente.  Por un lado sus letrillas y romances populares de nítida expresión, y por otra, sus obras cultistas.   No le preocuparon temas como la religión o el amor, a Góngora  lo inspiró la belleza.

   Sus poesías populares son muy claras, por lo que sus contemporáneos le denominaron “ángel de luz”.  En sus composiciones sentimentales describe con fina maestría las reacciones anímicas.

   El romancillo “Hermana Marica”, recrea un episodio infantil.  En “Las Flores del Romero” se expresa un delicado sentimentalismo y en “Ande Yo Caliente y Ríase la Gente” expone su vena satírico-jocosa.

      El estilo gongorino es sin duda muy personal, lo cual no es óbice para que sea considerado como una magnífica muestra del culteranismo barroco.  Su lenguaje destaca por el uso reiterado del cultismo, sea del tipo léxico, sea sintáctico. (acusativo griego o imitación del ablativo absoluto latino). 

   La dificultad que entraña su lectura se ve acentuada por la profusión de inusitadas hipérboles barrocas, hiperbatones y desarrollos paralelos, así como por la extraordinaria musicalidad de las aliteraciones y el léxico colorista y rebuscado.

   Su peculiar uso de recursos estilísticos, que tanto se le criticó, ahonda de hecho en una vasta tradición lírica que se remonta a Petrarca, Mena o Herrera.   A la manera del primero, gusta Góngora de las correcciones y plurimembraciones, no ya en la línea del equilibrio renacentista sino en la del retorcimiento barroco.  Sus perífrasis y la vocación arquitectónica de toda su poesía le dan un aspecto oscuro y original, extremado si cabe por todas  las aportaciones simbólicas y mitológicas de procedencia grecolatina.

   Pero como se recoge en la Enciclopedia Salvat:   “Todo tiene valor en la poesía de Góngora, gracias a prodigiosos recursos estilísticos, (metáforas audaces, imágenes brillantes, antítesis, hipérboles, uso del hipérbaton y del cultismo más extremado) que producen una poesía difícil y de estructurada belleza.

   Las Soledades gongorinas, en opinión de Dámaso Alonso, representan la culminación e intensificación de los mismos recursos que se venían acumulando en la poesía española desde los tiempos de Garcilaso.”

   Su fama fue enorme durante el Barroco, aunque su prestigio y conocimiento de su obra decayeron luego hasta muy entrado el siglo XX, y fue en esta época cuando se cumplían los tres siglos de la muerte de Góngora, un grupo de poetas y críticos encabezados por Dámaso Alonso, Miguel Artigas Alfonso Reyes y Gerardo Diego, contribuyen a la rehabilitación a escala europea de la obra total del poeta. 

   Hoy el autor de las soledades, del Polifemo y de otras tantas composiciones de arte menor,  está situado en el lugar que le corresponde en el cuadro general de la literatura clásica occidental.

     Este poeta y dramaturgo andaluz del siglo de oro, falleció en su ciudad natal (Córdoba) el 23 de Mayo de 1627 a causa de una apoplejía.

 

 

 

 

 

 

 

                                      BIBLIOGRAFÍA

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             A.M.M.   ARCHIVO MUNICIPAL DE MÁLAGA.

             Archivo Armentia.  Cajas números 11 y 52

             HEMEROTECA

             Sol de España de 24 de diciembre de 1975.

             Diario Sur de Málaga de 20 de enero de 1976

             El País,  de 10 de octubre de 1982               

             BIBLIOTECA CÁNOVAS DEL CASTILLO. MÁLAGA 

            Justo Fernández López.   La Mística Española.

            EDITORIAL PLENITUD. Nº 855 DE 1949           

            Santa Teresa de Jesús.  Obras Completas.              

            INTERNET            

            www.biografiasyvidas.com/biografía/g/góngora.htm                    

            Luís de Góngora.   Edición de  José Manuel Caballero Bonald

 

 

 

 


 

 

 

 

 

 

 

 

 

viernes, 20 de mayo de 2022

SANTA TERESA DE JESUS

 

                       SANTA TERESA DE JESÚS

                 Nació el 28 de marzo de 1515, Gotarrendura (Ávila)         

                 Murió el 4 de octubre de 1582, Alba de Tormes (Salamanca)

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                                                                                   MANUEL GARRIDO JIMÉNEZ

                                                                                                MÁLAGA

  LA MANO DE SANTA TERESA

OBRAS

SAN JUAN DE LA CRUZ

EL MUNDO TERESIANO

EL CONVENTO DE SAN ANDRÉS  (MALAGA)

LITERATURA ESPAÑOLA DEL BARROCO

EL BARROCO ESPAÑOL.  LUIS DE GÓNGORA Y ARGOTE.

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(TERESA DE CEPEDA Y AHUMADA)

 

         La cima más alta de toda la mística española, y aún de la universal, fue alcanzada por dos escritores de la Orden del Carmelo: Santa Teresa de Jesús  y San Juan de la Cruz. 

   Ambos representan el punto más encumbrado a que la mente humana ha conseguido llegar en su ascensión hacia lo divino. Su aparición fue preparada,  por los ascetas de tendencia mística de otras órdenes religiosas, en especial de los franciscanos Pedro de Alcántara, Osuna y Laredo, y por el dominico Fray Luis de Granada. Pero ni en estas órdenes, ni tampoco en los agustinos, todos ellos tradicionalmente ligados al cultivo de la mística, se dio ninguna figura comparable a los dos colosos carmelitas.

 

                                    LA MANO DE SANTA TERESA

                         

 

 

Resumen

   La mano incorrupta de Santa Teresa de Jesús que se encuentra en la Iglesia de la Merced de la ciudad de Ronda, (Málaga) se trata de una pieza de plata dorada con incrustaciones de piedras preciosas que contiene la mano izquierda de Santa Teresa de Jesús.

Cuando exhumaron sus restos, en octubre de 1582,  su cuerpo apareció incorrupto y flexible, por lo que el padre carmelita Gracián de Dios, mandó cortar la mano y se la entregó a las monjas Carmelitas Descalzas de Ávila en primera instancia y después a las monjas Carmelitas del Convento de San Alberto de Lisboa, (Portugal)

   Con la revolución portuguesa de 1910, las carmelitas fueron expulsadas del país, dispersándose por varios conventos de Carmelitas en España.  Finalmente lograron reunirse en el Convento de Carmelitas Descalzas de Ronda, llevando con ellas el relicario con la mano de Santa Teresa.

   En la tarde del 29 de agosto de 1936, se presentó Rafael Arcila con una turba de milicianos armados hasta los dientes en el convento de Carmelitas descalzas de Ronda (Málaga).  Los milicianos sabían que las monjas tenían una mano de mucho mérito y le pedían que se la entregaran o de lo contrario sufrirían las consecuencias,  puesto que el comité exigía su entrega. La madre superiora les entregó la mano, por miedo a que sus jóvenes religiosas pudieran caer en sus manos sin saber qué harían con ellas.

   Los milicianos se llevaron la Mano incorrupta de la Santa a Málaga y la escondieron. Ese día a las dos de la tarde y después de buscar la Mano la Madre carmelita con tres hombres escogidos por ella misma, la encontraron.  Ese mismo día tomaron un autobús (la Madre dice un camión) con dirección a Sevilla con la intención de ver al general Queipo de Llano y ver el modo más rápido de comunicar al generalísimo Franco, que la Mano de la Santa que era de las Carmelitas Descalzas de Ronda, había sido encontrada en Málaga.

   La Mano fue entregada a los jefes de la Falange y éstos, se encaminaron hacia Burgos a donde llegaron muy de madrugada, y a los golpes de llamada, se alarmó mucho la Excelentísima señora doña Carmen Polo, a la que le entregaron el estuche en cuya peana estaba escrito el nombre de la Santa.  Como doña Carmen no sabía nada de la mano, llamaron al capellán, que tampoco les supo decir nada.  Luego preguntaron al señor Obispo y éste dijo que llamaran a un padre Carmelita, el cual, le informó de todo lo relativo a la Mano de Santa Teresa.

   Después de muchos intentos de pedir la devolución de la Mano al general Franco, para devolverla a su convento de las Carmelitas de Ronda,  Franco nunca accedió a ello;  y fue su esposa doña Carmen Polo, la que la devolvió 38 años más tarde.  La reliquia estuvo en las manos de Franco, (se dice que en su mesita de noche) desde 1937 hasta su muerte en 1975.

   La Madre María de Cristo, superiora del Carmelo de Ronda en la Iglesia de la Merced, residencia de las Carmelitas Descalzas en esta ciudad, comenta después del robo.

“Así pasaban los días, cuando se dijo que las fuerzas iban ya muy cerca de Málaga.  Entonces fuimos a capitanía, para decir al general que nosotras queríamos entrar en Málaga con las fuerzas para buscar la mano de nuestra Santa Madre, porque sabíamos cierto que allí estaba y la encontraríamos.  El general nos dijo: “ustedes no pueden ir, pero si tanta fe tienen, entre los que van, escoja algunos de su confianza y le hacen el encargo.” 

   Entonces a tres de ellos que eran de Ronda, Alarcón, Serrato y Aceituno……y haciéndole los encargos de que estaba en un estuche grana forrado con seda y su llavecita; le entregamos una pequeña foto que de Ella teníamos y se despidieron entusiasmado hasta que volvieron con ella.  Figúrese nuestra impresión, no dábamos crédito a lo que veíamos y estábamos esperando.  Dimos gracias a nuestro Señor y bendiciones a nuestra Santa Madre….”

 

EL HALLAZGO.-  Los jóvenes, al llegar a Málaga, se pusieron a buscar con el entusiasmo y la alegría de gente joven y notaron que en un armario incrustado en la pared tenía cajones;  sacan uno y ven una Virgen pequeñita.  ¡Madre querida, Ella guardando la Mano de su Teresa! Exclama.   ¡Santo Dios! Y qué sorpresa al sacar los cajones y descubrir lo que allí había de joyas, collares, dinero “rojo,” y lo más interesante, el estuche grana.

 

LA MANO DE SANTA TERESA VUELVE A RONDA.-  La Reliquia de Santa Teresa entra en Ronda el día 21 de Enero de 1976 por la tarde;  ese día, se celebra una misa oficiada por el Obispo de la Diócesis Monseñor Ramón Busarrais y gran número de fieles;  después la Mano serán entregada oficialmente al Carmelo Rondeño en el que todavía vive la Madre María de Cristo de 85 años de edad, fundadora del Convento y a quien en su día, le fue robada la Santa Reliquia.

 

 

 

                                        OBRAS

 

 

 

   En 1562 fundó el primer convento de las Carmelitas Descalzas en Ávila.  En 1567 empiezan los viajes fundacionales, así en Medina del Campo llevó a cabo la primera fundación fuera de Ávila el 15 de Agosto de 1567.  En septiembre del mismo año, se produjo el encuentro entre San Juan de la Cruz y Santa Teresa, quien le habla del proyecto de la reforma de la Orden, declarándose San Juan a favor de la misma.  Así en 1568 fundó el primer convento carmelita masculino junto a San Juan de la Cruz en Duruelo, (Segovia)

   Otras fundaciones fueron:  Medina del Campo (Valladolid 1567). Malagón (Ciudad Real, 1568)  Valladolid (1568) Toledo 1568)  Salamanca 1570) Pastrana, (Guadalajara, 1569) Alba de Tormes (Salamanca 1571) Segovia (1574)  Beas de Segura (Jaén 1575)  Sevilla (1575) Caravaca de la Cruz (Murcia 1576) Villanueva de la Jara (Cuenca 1580,   Palencia 1580) Soria (1581)  Granada (1582) y Burgos (1582)

 

 

 

                                  SAN  JUAN  DE  LA  CRUZ

 

 

 

    Juan de Yepes y Álvarez es universalmente conocido por su nombre religioso de San Juan de la Cruz. Nació en Fontiveros (Ávila). Es el último de los grandes místicos, la cima de la poesía mística y una de las voces líricas más puras que jamás hayan existido.

Era hijo de un tejedor, aunque de familia noble arruinada. Débil de cuerpo y enfermizo, por no poder aprender un oficio, ingresó de enfermero en el hospital de Medina del Campo al morir su padre.

Estudió en la Compañía de Jesús, pero ingresó en la Orden de los carmelitas en Medina del Campo y, en 1563, entró en la orden con el nombre de Juan de San Matías.

Entre 1564 y 1568 estudió en la Universidad de Salamanca hasta que fue ordenado sacerdote en 1567. A los 25 años se encuentra con Santa Teresa y los dos se entienden y se complementan en sus rasgos de carácter: Santa Teresa es enérgica y decidida, San Juan de la Cruz es tímido, débil y delicado. Santa Teresa le llama “el santico”. Santa Teresa le anima a emprender la reforma del Carmelo masculino. Desde ese momento, se hizo cargo de la reforma de la rama masculina de la orden, en tanto que la santa lo hizo de la femenina.

Si Santa Teresa de Jesús representa la cima de la prosa mística española, San Juan de la Cruz,  (el otro gigante carmelita) eleva la poesía mística a la más intensa y sublime expresión a que ha llegado el misticismo universal.  Culminación y superación a la vez de las más diversas corrientes;  es cronológicamente el último de los grandes místicos y en él se acendran y agotan las posibilidades de la poesía religiosa.  Incluso humanamente considerado, es una de las voces líricas más puras que jamás hayan existido

 

  

 

 

                                EL MUNDO TERESIANO

 

 

 

   La Escuela Teresiana se organiza en Comunidad Educativa que aprende de la diversidad de sus miembros y del medio con el que se relaciona.

Asume el desafío de formar parte de la realidad plural, multicultural y de la sociedad del conocimiento. Cada integrante de la comunidad tiene una forma personal de ser y de percibir; por ello, es preciso acoger la diversidad y crear mediante el diálogo una visión compartida. Las hermanas de la Compañía y los laicos/as, responsables de la continuidad del carisma y de la misión educativa teresiana, comparten las opciones de la Propuesta Educativa Teresiana y la misión que los une. Educan promoviendo procesos personales y comunitarios de acuerdo al itinerario teresiano, para que las personas descubran el proyecto de Dios en sus vidas, desarrollen sus capacidades y sean agentes de cambio en la sociedad.

   La vida de la Comunidad Educativa se acrecienta favoreciendo el intercambio y la colaboración con otros grupos, abriéndose a contextos más amplios, formando vínculos y redes con la Familia Teresiana, con la Iglesia y con aquellos organismos que dedican sus esfuerzos a construir un mundo más humano, conscientes de que “solo en compañía” se puede conocer y crecer. Se considera fundamental la participación y colaboración de todos/as.

En la Escuela Teresiana se promueven distintas asociaciones: de padres y madres, de alumnos y alumnas, de antiguos/as alumnos/as, y de otros grupos que integran la Familia Teresiana, como son las comunidades de MTA, voluntariado, Fundeo, etc. Todas ellas son una riqueza indispensable para la vida de la Comunidad Educativa. Solo desde esta clave de participación generosa y de colaboración responsable se alcanzará el fin de educar personas capaces de transformar la sociedad.                      

 

 

 

 

 

                         EL CONVENTO DE SAN ANDRÉS,  (MÁLAGA)

 

 

 

 

   Se trata de un antiguo convento fundado por la Orden de Carmelitas Descalzos en el siglo XVI sobre una ermita existente consagrada a San Andrés.  Este convento tiene una iglesia parroquial aneja llamada Iglesia de Nuestra Señora del Carmen, en el barrio del Perchel (Málaga) también construida por los carmelitas.

   Además de cómo convento de clausura, el Convento de San Andrés, ha servido como hospital y como cuartel de tropas propias y enemigas.  En el siglo XIX el convento sirvió como prisión del general liberal José María Torrijos y sus 49 compañeros, la noche antes de ser fusilado por orden del rey Fernando VII.

   Corría el año 1583.  No hacía todavía un año que la Madre Teresa había muerto en Alba de Tormes; aunque seguía viva, en sus escritos y en sus hijos.  Sus descalzos iban extendiéndose por toda España.  A Málaga había venido ya en 1577 el Padre Gracián de la Madre de Dios, colaborador, amigo e hijo de la Santa.

   Era prior de Granada, San Juan de la Cruz (cuenta el Padre Gracián).Había en el convento de los Carmelitas Descalzos de Granada, un fraile llamado Fray Gabriel de la Peñuela.  Este acertó a ir a Málaga allí le ofrecieron los pescadores de los percheles, una ermita que tenían de San Andrés para que en ella se fundara el convento de Carmelitas Descalzos.  Al anciano fraile le gustó el lugar y con el consentimiento del Obispa don Francisco Pacheco y el Corregidor don Pedro Zapata, se construyó el convento.  Junto al convento, se construyó un hospital para los afectados por la peste.

 

   Durante la desamortización de Mendizábal los bienes de los carmelitas y del convento fueron requisados y sus miembros expulsados de Málaga;  el convento fue vendido.  La Orden Carmelita abandonó España en 1868 y no volvió a Málaga hasta 1943.  Mientras tanto, el convento ha sufrido un notable deterioro al cual se debe su actual estado de ruinas a pesar de haber sido declarado bien de interés cultural en el año 2001.                            Hoy día el descuido y el abandono han llevado a la ruina la mayor parte de las edificaciones primitivas, de las que sólo se conservan algunos elementos.  El Ayuntamiento de Málaga, propietario de este inmueble, ha barajado distintas ideas para su rehabilitación y puesta en uso, desde un centro de estudios dedicado al general Torrijos, a un museo de arquitectura y diseño, sin que hasta el momento se haya materializado ninguna de estas ideas.  El edificio del siglo XVI estaba conformado por una iglesia, el patio, un refectorio, las huertas, el cementerio y zonas privadas.  Las zonas que se han conservado permiten asegurar a los expertos que la construcción seguía las directrices de la orden de Santa Teresa de Jesús en cuanto el empleo de materiales muy pobres y una sencillez decorativa.  

   En las dependencias de este convento pasó sus últimas horas de vida el general José María Torrijos, que protagonizó un fallido levantamiento militar contra el absolutismo de Fernando VII.  Fue fusilado en las cercanas playas de El Bulto (Málaga) el 11 de diciembre de 1831.

 

 

 

                      LITERATURA ESPAÑOLA DEL BARROCO

 

 

 

 

   En España, donde el siglo XVII sería denominado “Siglo de Oro”, la literatura estuvo más que en ningún otro sitio al servicio del poder, tanto político como religioso.  La mayoría de obras van encaminadas a la exaltación del monarca como elegido por Dios, y de la Iglesia como redentora de la humanidad, al mismo tiempo que se procura una evasión de la realidad para diluir la penosa situación económica de la mayoría de la población.  Sin embargo, pese a estas limitaciones, la creatividad de los escritores de la época y la riqueza del lenguaje desarrollado produjeron un elevado nivel de calidad, que convierte a la literatura española de la época en el paradigma de la literatura barroca y en una de las más altas cimas de la historia de la literatura.  La descripción de la realidad se basa en dos ejes vertebradores: la transitoriedad de los fenómenos terrenales, donde todo es vanidad; y el omnipresente recuerdo de la muerte (momento mori), que hace apreciar con más intensidad la vida.

   La base conceptual de la literatura barroca española proviene de la cultura grecolatina, aunque adaptada, como se ha descrito, a la apología político-religiosa.  Así, la estérica literaria se vertebra alrededor de tres tópicos de origen clásico:  la contraposición entre juicio e ingenio, que si bien en el humanismo renacentista estaban equilibrados, en el Barroco será el segundo el que asumirá mayor relevancia;  el tópico horaciano delectare et prodesse “deleitar y aprovechar), por el que se produce una simbiosis entre los recursos estilísticos y el proselitismo a favor del poder establecido, y por el que en última instancia se llega a fórmula  ar gratia artis “el arte por el arte”, en que la literatura se abandona al placer de la simple belleza.

   En la lírica se dieron dos corriente: el culteranismo  (o cultismo), liderado por Luis de Góngora, por lo que se llama también “gongorismo”, donde destaca la belleza formal, con un estilo suntuoso, metafórico, con abundancia de paráfrasis y una gran proliferación de latinismo y juegos gramaticales; y el conceptismo representado por Francisco de Quevedo y donde predominaba el ingenio, la grandeza, la paradoja, con un lenguaje conciso pero polisémico, con múltiples  significado de pocas palabras.

   Góngora fue uno de los mejores poetas de principios del siglo XVII, actividad que cultiva en sus ratos libres como sacerdote.  Su obra está influida por Garcilaso, aunque sin el sentido armónico y equilibrado que mostró éste en toda su producción.  El estilo de Góngora es más ornamental, musical, colorista con abundancia de hipérbatos y metáforas, por lo que resulta difícil de leer y se dirige especialmente a minorías cultas.

   En cuanto a temática, predomina la amorosa, la satírica-burlesca y la religiosa-moral. Empleó métricas como las silvas y las octavas reales, pero también formas más populares como sonetos, romances y redondillas.  Sus principales obras son La Fábula de Polifemo y Galatea (1613) y Soledades (1613).  Otros poetas culteranistas fueron, Juan de Tasis, Conde de Villamediana, Gabriel Bocángel, Pedro Soto de Rojas, Anastasio Pantaleón de Rivera, Salvador Jacinto Polo de Medina, Francisco de Trillo y Figueroa, Miguel Colodrero de Villalobos y Fray Ortensio Félix Paravicino.

 

 

                                 EL BARROCO ESPAÑOL.

                          LUIS DE GÓNGORA Y ARGOTE

                    

 

El Renacimiento no consiguió su propósito de imponer la armonía y la perfección en el mundo, tal y como pretendían los humanistas, ni había hecho más feliz al hombre; las guerras y las desigualdades sociales seguían estando presentes; el dolor y las calamidades eran comunes en toda Europa. Se instala un pesimismo intelectual, cada vez más acentuado, unido al carácter desenfadado de que dan testimonio las comedias de aquella época y las truhanerías en que se basan las novelas picarescas.

Como los ideales renacentistas fracasaron y, en el caso de España, el poder político estaba desvaneciéndose, el desengaño continúa y surge en la literatura, que en muchos casos recuerda a la de dos siglos antes, con la Danza de la Muerte las Coplas a la muerte de su padre de Manrique. Quevedo dice que la vida está formada por «sucesiones de difunto»: en ellas se van convirtiendo los nacidos, desde los pañales hasta la mortaja con la que se cubren los cuerpos exánimes. En conclusión, nada tiene importancia, sólo hay que conseguir la salvación eterna.

 

 LUIS DE GÓNGORA Y ARGOTE (Córdoba, 11 de julio de 1561 – ibídem, 23 de mayo de 1627) fue un poeta y dramaturgo español del Siglo de Oro, máximo exponente de la corriente literaria conocida, más tarde y con simplificación perpetuada a lo largo de siglos, como culteranismo o gongorismo, cuya obra será imitada tanto en su siglo como en los siglos posteriores en Europa y América.


   El culteranismo es una estética del Barroco español dentro de la más general del conceptismo, con el cual comparte la intención de enrarecer y aquilatar la expresión separándola del equilibrio y claridad clásicos, pero con el procedimiento opuesto de dilatar el significado en un máximo de expresión estética no para aclarar el mensaje mediante el procedimiento de la paráfrasis, sino para impresionar y confundir con lo laberíntico, sensorial y disperso de la expresión y de aplicarse fundamentalmente al género lírico y al verso en vez de a la prosa. 

    En 1617, va a establecerse en Madrid y es nombrado capellán de Felipe III.   A la muerte de éste, le sucede Felipe IV que tiene como favorito al Conde-Duque de Olivares, amigo de Góngora por lo que continúa vinculado a la corte. 

   Pero a pesar de contar con el beneficio de la corte, continúa sus preocupaciones económicas.  Preocupaciones que se reflejan en las ciento veintiuna cartas mayormente dirigidas desde Madrid, a sus amigos de Córdoba, y fechadas entre 1617 y 1626, solicitándoles ayuda económica, como comenta en su carta 109, “…me socorran y saquen de la miseria en que me han puesto siete años casi de corte”

   Pero dejemos al hombre y vallamos al artista.   Góngora  fue un poeta bivalente.  Por un lado sus letrillas y romances populares de nítida expresión, y por otra, sus obras cultistas.   No le preocuparon temas como la religión o el amor, a Góngora  lo inspiró la belleza.

   Sus poesías populares son muy claras, por lo que sus contemporáneos le denominaron “ángel de luz”.  En sus composiciones sentimentales describe con fina maestría las reacciones anímicas.

   El romancillo “Hermana Marica”, recrea un episodio infantil.  En “Las Flores del Romero” se expresa un delicado sentimentalismo y en “Ande Yo Caliente y Ríase la Gente” expone su vena satírico-jocosa.

      El estilo gongorino es sin duda muy personal, lo cual no es óbice para que sea considerado como una magnífica muestra del culteranismo barroco.  Su lenguaje destaca por el uso reiterado del cultismo, sea del tipo léxico, sea sintáctico. (acusativo griego o imitación del ablativo absoluto latino). 

   La dificultad que entraña su lectura se ve acentuada por la profusión de inusitadas hipérboles barrocas, hiperbatones y desarrollos paralelos, así como por la extraordinaria musicalidad de las aliteraciones y el léxico colorista y rebuscado.

   Su peculiar uso de recursos estilísticos, que tanto se le criticó, ahonda de hecho en una vasta tradición lírica que se remonta a Petrarca, Mena o Herrera.   A la manera del primero, gusta Góngora de las correcciones y plurimembraciones, no ya en la línea del equilibrio renacentista sino en la del retorcimiento barroco.  Sus perífrasis y la vocación arquitectónica de toda su poesía le dan un aspecto oscuro y original, extremado si cabe por todas  las aportaciones simbólicas y mitológicas de procedencia grecolatina.

   Pero como se recoge en la Enciclopedia Salvat:   “Todo tiene valor en la poesía de Góngora, gracias a prodigiosos recursos estilísticos, (metáforas audaces, imágenes brillantes, antítesis, hipérboles, uso del hipérbaton y del cultismo más extremado) que producen una poesía difícil y de estructurada belleza.

   Las Soledades gongorinas, en opinión de Dámaso Alonso, representan la culminación e intensificación de los mismos recursos que se venían acumulando en la poesía española desde los tiempos de Garcilaso.”

   Su fama fue enorme durante el Barroco, aunque su prestigio y conocimiento de su obra decayeron luego hasta muy entrado el siglo XX, y fue en esta época cuando se cumplían los tres siglos de la muerte de Góngora, un grupo de poetas y críticos encabezados por Dámaso Alonso, Miguel Artigas Alfonso Reyes y Gerardo Diego, contribuyen a la rehabilitación a escala europea de la obra total del poeta. 

   Hoy el autor de las soledades, del Polifemo y de otras tantas composiciones de arte menor,  está situado en el lugar que le corresponde en el cuadro general de la literatura clásica occidental.

     Este poeta y dramaturgo andaluz del siglo de oro, falleció en su ciudad natal (Córdoba) el 23 de Mayo de 1627 a causa de una apoplejía.

 

 

 

 

 

 

 

                                      BIBLIOGRAFÍA

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             A.M.M.   ARCHIVO MUNICIPAL DE MÁLAGA.

             Archivo Armentia.  Cajas números 11 y 52

             HEMEROTECA

             Sol de España de 24 de diciembre de 1975.

             Diario Sur de Málaga de 20 de enero de 1976

             El País,  de 10 de octubre de 1982               

             BIBLIOTECA CÁNOVAS DEL CASTILLO. MÁLAGA 

            Justo Fernández López.   La Mística Española.

            EDITORIAL PLENITUD. Nº 855 DE 1949           

            Santa Teresa de Jesús.  Obras Completas.              

            INTERNET            

            www.biografiasyvidas.com/biografía/g/góngora.htm                    

            Luís de Góngora.   Edición de  José Manuel Caballero Bonald