martes, 20 de octubre de 2020

FRANCISCO PALMA BURGOS

 

 

 

                      FRANCISCO PALMA BURGOS

                         Y ALGUNAS DE  SUS OBRAS

 

   En los comienzos del agitado año 1918, concretamente el 12 de febrero, nace en Málaga Francisco Palma Burgos, en la casa-taller de la calle cobertizo del conde número 17.  Casa que Ángel Quiroga, comentarista de la ciudad, describe como, “remanso de paz y rebotica del arte” y a la que tan ligado están los comienzos de la obra de este artista malagueño.

   Es el primero de los hijos varones habidos del matrimonio entre Purificación Burgos Fernández y Francisco Palma García, gran escultor antequerano creador de la dinastía de los Palma.  Antes había nacido Purificación, después Mario y José María, ambos escultores, Dolores, Victoria y Carmen.

   Su niñez transcurre inmersa en un amplio ambiente artístico, posibilitado por las relaciones que su padre mantenía con el mundo creativo del momento, entre las que destacan su amistad con Mariano Benlliure o con Salvador Rueda.

   Francisco Palma Burgos disfrutaba creando, lo consideraba el arte de vivir, anhelaba las cosas bien hechas, adoraba el culto al detalle, faceta esta que le daba una seguridad pasmosa en lo que hacía.

   Con diez años se traslada a Antequera, donde realiza sus primeros estudios en la escuela de José Villalobos. A su regreso a Málaga ingresa en el Instituto nacional de enseñanza de la calle Gaona y comienza su aprendizaje como artista asistiendo a la Escuela de Artes Aplicadas y Oficios Artísticos de la calle Carretería. Más tarde ingresa en la Escuela de Bellas Artes de San Telmo, ubicada en la plaza de la Constitución, donde obtuvo el Primer Premio de Modelado con su obra titulada Cabeza de discóbolo, que se conserva actualmente como modelo.

   En el año 1934, cuando contaba dieciséis años, fue pensionado por el Ayuntamiento de Málaga para continuar sus estudios en la Escuela Superior de Bellas Artes de Madrid.

   Su estancia en Madrid se vio frustrada por el estallido de la Guerra Civil de 1936, que le obligó a regresar a Málaga, donde continuó su formación. En el año 1937 obtuvo el Premio de Pintura de la Sociedad Económica de Amigos del País, y la Medalla de Oro en la Exposición de san Rafael en Córdoba, a la que presentó Busto de Dolorosa. La obra fue adquirida por Esteban Pérez Bryan, siendo cedida más tarde por la familia a la iglesia de Santo Domingo.

   El año 1938 supone un hito importante en su vida, ya que el 19 de diciembre fallece su padre, lo que lo convierte en el maestro del taller familiar, que tenía una actividad muy importante, ya que una gran parte de la escultura religiosa malagueña había sido destruida en los incendios y quemas de iglesias y conventos los años de la II República y la Guerra Civil. Su primer trabajo fue la terminación de la obra del Cristo de los Milagros de la hermandad de Zamarrilla, que había sido iniciada por su padre. Es también el momento en el que empieza a recibir todo tipo de reconocimientos sociales y profesionales. Es nombrado profesor asistente de Modelado y Escultura de la Escuela de Bellas Artes de San Telmo y asesor artístico de la Junta de Reconstrucción Pro- Obispado. De este modo se convierte en el escultor preferido por las cofradías e instituciones religiosas de Málaga para la restitución de las imágenes titulares destruidas.

 

                EL SANTÍSIMO  CRISTO DE LOS MILAGROS 

                                   “ZAMARRILLA”

                         

 

      Fue el día 10 de septiembre de 1788 cuando se aprobaron las primeras constituciones, lo que de facto y de iure significaba el arranque histórico de la corporación de Zamarrilla.  En 1889, siendo obispo de Málaga don Marcelo Spinola y Maestre, se aprueban los estatutos de la Ilustre y Venerable Hermandad del Santo Cristo de Zamarrilla.

      Tras un periodo en que la fraternidad prácticamente deja de tener vida corporativa, el 1 de mayo de 1921, se instruye la Hermandad de Nuestra Señora de los Dolores.  Fue un año más tarde, el 16 de marzo de 1922,  cuando ingresó oficialmente en la recién fundad Agrupación de cofradías de Semana Santa de Málaga.  Entre la fecha de su ingreso y la de la primera salida procesional, hecho que se produce el Jueves Santo, el 13 de abril de 1922, se procedió cambiar la advocación de la titular denominándose a partir de entonces María Santísima de la Amargura. 

    La nueva hermandad del Santísimo Cristo de los Milagros y María Santísima de la Amargura estableció su sede canónica en la Iglesia de la Santa Cruz y San Felipe Neri hasta el año 1945.

   El 15 de febrero de 1986, el Obispo de Málaga aprueba la inclusión de una adenda en los estatutos, estableciendo la nueva y actual denominación de la corporación:  Real y Excelentísima Hermandad de Nuestro Padre Jesús del Santo Suplicio, Santísimo Cristo de los Milagros y María Santísima de la Amargura.

   En los últimos años de fraternidad ha mejorado su patrimonio con la adquisición de algunas piezas relevantes, entre ellas, los nuevos tronos procesionales. Del mismo modo, a las sucesivas reformas a que ha sido sometida la ermita, se añade la edificación de la Casa Hermandad.

   Pero sin lugar a duda, el hecho que marcó un antes y un después en la vida de la Hermandad, fue la coronación canónica de María Santísima de la Amargura.  Sucedió el 25 de octubre de 2003.  Este hecho no venía más que a corroborar la intensa devoción que durante más de dos siglos ha suscitado la Virgen de la Ermita, María Santísima de la Amargura, nuestra Virgen de Zamarrilla.

   La Virgen de la Amargura actual, viene a sustituir a una dolorosa anónima perdida en 1931 cuando la quema de la ermita.  Fue adquirida en 1934 en Álora (Málaga), donde era conocida como Virgen del Amparo. Siempre se le ha atribuido diversos autores, hasta que las últimas investigaciones del profesor Sánchez López, le han puesto autor y fecha.  Fue Antonio Gutiérrez de León y Martínez, su autor en la segunda mitad del siglo XIX.

 

    En diciembre de 1938, Francisco Palma García, (padre) recibe el encargo, por parte de Manuel García Cabas, gran malagueño y cofrade, de hacer un Cristo crucificado para la ermita de Zamarrilla.  Pero dicho trabajo no pudo realizarlo ya que murió el 19 del mismo mes.  Por este motivo, el encargo pasó a su hijo Francisco Palma Burgos, quien en Navidad de ese mismo año, comenzó la armadura de la obra, cargando con una gran responsabilidad a sus 20 años de edad.   Fue un trabajo duro y agotador en el que hubo de emplear muchísimas horas de dedicación y sacrificios. La imagen quedó terminada en dos meses, siendo la primera obra de la gran trayectoria de este magnífico escultor. 

   La advocación del Cristo de los Milagros, nació en una reunión que se celebró en el taller de Palma en febrero de 1939.  Cuando ya el Cristo estaba modelado en barro y por la belleza de la obra escultórica, quisieron darle nombre.  Entonces uno de los reunidos dijo: “¿Y por qué no le llamamos Cristo de los Milagros?” Puesto que ha sido un milagro que podamos tener una imagen en tan poco tiempo.  A partir de aquí, se le viene llamando con esa advocación.

 

 

                        SANTÍSIMO CRISTO DE LA BUENA MUERTE

                                                   “MENA”

 

   En el año 1940 realiza una de sus obras más importantes, El Cristo de la Buena Muerte, que debía sustituir a la obra realizada por Pedro de Mena, que fue quemada en al año 1931. Se hicieron gestiones para que la obra fuera expuesta en Madrid, en el Palacio de Cristal, pero fue rechazada por la juventud del autor. A pesar de ello se consiguió la protección de altos personajes del régimen franquista, como José Luis Arrese y Millán Astray, para que fuera presentada en el año 1942 en el Salón Cano de Madrid. La obra recibió todo tipo de felicitaciones y reconocimientos, entre los que destacó la pensión concedida por el Centro de Relaciones Culturales del Ministerio de Asuntos Exteriores para cursar estudios en la Escuela de Bellas Artes de Roma, donde se graduó en el año 1943.

   En la década de 1940, se instala temporalmente en Madrid, donde obtiene el Primer Premio convocado por los duques de Medinaceli para la realización del trono del Cristo de la iglesia de los padres capuchinos. Participa, en competencia con los talleres Granda y Loscertales, con dos diseños;  uno en maqueta y otro en acuarela. Durante su estancia madrileña realizará varias obras enmarcadas dentro de la tradición neobarroca para la cofradía de los Carpinteros de la iglesia de la Santa Cruz de la calle de Atocha, así como de temática profana, como fue la Ninfa, realizada en mármol y estética clasicista para los jardines de la residencia de Nino Nanetti.

 

   En el año 1949 deja el taller de Madrid y se instala en la iglesia de Santa Marina de Andújar, que se encontraba cerrada al culto. Al año siguiente se traslada a la ciudad de Úbeda, donde monta su taller en la iglesia de Santo Domingo. Durante diez años mantendrá una ingente actividad que abarca la pintura, la restauración, los monumentos urbanos, imágenes religiosas y tronos procesionales para iglesias y cofradías de la comarca.  Las cofradías de  la ciudad de Úbeda se pusieron en contacto con Paco Palma para que se encargara de recuperar todo lo desaparecido durante se segunda república (1931) y la guerra civil (1936).  Hubo en dicho encargo un aliciente para el;  encontrarse con su amigo don Andrés Fuente Garayalde, consejero y sostén de lo efectivo, y con don Julián Fernández Campos, un acaudalado empresario, que le propició seguridad económica.

   Ciertamente Úbeda se entrego con el artista, y no había absolutamente nada en lo que Palma Burgos no interviniera, tanto en aspecto de Semana Santa que en los encargos que el propio Ayuntamiento le encomendaba.  Entre los trabajos más importantes realizados en Úbeda debemos destacar el frontis de la Iglesia de las Escuelas Profesionales de la Sagrada Familia, la pintura del Oratorio del Convento de San Juan de la Cruz, al que le incorporó un mausuleo con la estatua del Santo en piedra y todas las imágenes de las cofradías de la Entrada de Jesús en Jerusalén, La Columna, el Santo Entierro y el Resucitado.

   En 1960 se produce un brusco cambio en su trayectoria vital y artística. Decide trasladarse a Italia y abrir un nuevo taller en la localidad de Castell Sant’Elia, cerca de la ciudad de Viterbo. A partir de ese momento abandona la escultura y se dedica a la pintura y a la restauración de frescos con el Vaticano, el Palacio de los Borgia en Civita Castellana y el Duomo de Nepi. En esta época recibió numerosos premios y distinciones como el Dante Alighieri, Leonardo da Vinci, Ministro Della Difesa, Medalla de Oro y Diploma en la Exposición Internacional de Castello Farnese de 1962, medallas de oro de las ciudades de Castell Sant’Elia, Visso, Foggia y Nepi, e ingresa como miembro de la Escuela Viterbina y de la Accademia Tiberina de Roma.

   A pesar de su estancia italiana, nunca dejará de estar en contacto con su ciudad natal, realizando varias exposiciones en los sesenta. En 1985, el año de su muerte, se le encarga su última obra, el Jesús del Santo Suplicio, de la cofradía de Zamarrilla, lo que le haría exclamar a cuatro meses de su fallecimiento el 31 de diciembre: “Con Zamarrilla empecé a mis 20 años y con Zamarrilla termino”.

 

OBRAS.- EL busto de Santa María Magdalena, 1937 Cristo de los Milagros, 1938; Nuestro Padre Jesús de la Humillación y el Perdón, 1938; Monumento a los Caídos, 1939; Trono de María Santísima de la Paz, 1939; Cristo de la Sangre, 1940; Cristo de la Buena Muerte, 1940; Grupo de la Piedad, 1940; Sagrado Corazón de Jesús, 1940; Nuestra Señora del Rosario, 1940; Nuestro Padre Jesús del Perdón, 1940; Nuestro Padre Jesús de la Columna, 1940; Nuestra Señora del Carmen, 1940; Monumento a los Caídos, 1940; Trono de Nuestro Padre Jesús Nazareno del Paso, 1940; Trono del Cristo de la Buena Muerte, 1940; Tronos del Cristo de la Sangre y de María Santísima de la Consolación, 1940; Virgen de la CarolinaNuestro Padre Jesús Nazareno y Nuestra Señora de los Dolores; Retablo del altar mayor de la iglesia de la Trinidad de AntequeraRetablo del altar del Cristo de los Mutilados; Retablo del altar de San Rafael; Trono del Cristo de Medinaceli, 1946; Altar de San José, 1946; Trono para el Cristo yacente,1946; La Ninfa, 1947; Cristo de la Columna “Jesús de la Humildad”; Cristo yacente; Grupo escultórico del Santo Entierro; Retablo del altar de la iglesia de San Miguel en Andújar; Retablo del altar del Cristo yacente; Nuestro Padre Jesús Resucitado, 1949; Trono para el Cristo de la Columna de Úbeda, 1949; Trono para la Virgen de las Angustias de Jaén, 1949; Nuestro Padre Jesús de la Entrada en Jerusalén, 1950-1959; Trono para el Cristo de la Entrada en Jerusalén, 1950-1959; Cristo de la Noche Oscura, 1950-1959; María Santísima de la Caridad, 1950-1959;Trono del Cristo de la Humildad, 1950-1959; Nuestra Señora de los Dolores, 1950-1959; Tronos de Nuestro Padre Jesús Nazareno y Nuestra Señora de los Dolores, 1950-1959; Trono del Cristo de Expiración, 1950-1950; Trono del Descendimiento de Nuestro Señor Jesucristo, 1950-1959; Trono de Nuestro Señor Resucitado, 1950-1959; Cristo yacente, 1950-1959; Retablo de la iglesia de San Isidoro de Úbeda, 1950-1959; Retablo de la iglesia de San Nicolás de Úbeda, 1950-1959; Retablo de la iglesia de Santa María de Úbeda, 1950-1959; Monumento a San Juan de la Cruz,1950-1959; Pinturas monumentales del Oratorio de San Juan de la Cruz, 1950-1959; Escultura yacente de San Juan de la Cruz, 1950-1959; Frontis de la iglesia de Cristo Rey en Úbeda, 1950-1959; Cristo del Amor, 1950-1959;Monumento a la Inmaculada, 1956; Jesús del Santo Suplicio, 1985.

 

           SANTÍSIMO CRISTO DE LA BUENA MUERTE Y ÁNIMAS

 

                                              “MENA”

 

   La escultura, que costó 30 000 de las antiguas pesetas y sufragadas por un grupo de congregantes, es una reinterpretación del original, como si el escultor Pedro de Mena hubiera guiado las manos de Palma desde el cielo.  (Pedro de Mena (Granada, 1628 - Málaga, 1688) es uno de los más afamados escultores del barroco español, que se dedicó principalmente a la realización de imaginería religiosa; oficio al que también se había dedicado su padre, Alonso de Mena, y de quien heredó un taller en Granada. Además, tuvo otro taller instalado durante treinta años en Málaga, a donde se había dirigido para participar en una de sus obras más reconocidas, la sillería del coro de la Catedral de Málaga. En esta ciudad ejecutó gran cantidad de encargos, especialmente para órdenes religiosas.

   Entre sus obras de este último período figuran las tallas policromadas de San Francisco de Asís, de la catedral de Toledo, el San Pedro de Alcántara de los Capuchinos de Granada, la Dolorosa de las Descalzas Reales de Madrid, y la impresionante Magdalena Penitente, también para las Descalzas.)

   Es lo que algunos han llamado la recreación admirable de lo único, la recreación del Cristo de Mena, aunque no es una copia exacta. Las diferencias entre ambos Cristos son obvias: el de Palma presenta unas proporciones un poco más grandes, la pierna izquierda descansa sobre la derecha (en el de Mena es al contrario), tiene los cabellos de forma distinta y el anudado del paño de pureza lo tiene en el lado derecho, mientras que Mena lo talló en la parte izquierda. Pero en líneas generales coinciden la plástica de la escultura y el tamaño de los brazos, que son más cortos con respecto al resto de la imagen.

   A pesar de todo ello, el Cristo continúa llamándose de Mena recordando al que desapareció, y que dio y da nombre y se le conoce popularmente, desde sus orígenes, a esta cofradía. En 2008 fue restaurado por Maite Real Palma, que realizó los trabajos de limpieza y recuperación del mismo. El rostro del crucificado de Palma Burgos representa la muerte personificada. Tiene la boca entreabierta y se le aprecian los detalles de los dientes y la lengua. Por las sienes cae la sangre de la corona de espinas (que un congregante elabora cada año y que se le impone antes de la salida procesional) hasta empapar y enlazar los cabellos rizados. Las manos y los pies, desfigurados.

   Los brazos y las piernas están amoratados. Los ojos inertes. El reguero de sangre fluye por todo el cuerpo, del mismo modo que el que mana de la herida del costado derecho. El Cristo pende de una cruz arbórea yerto, aunque su cuerpo, de complexión fuerte, irradia amor. Todo está consumado. Una imagen que impresiona, que impacta. Todo una lección de anatomía, según describe el doctor Aurelio Díaz en su estudio anatómico de la talla, que es de estilo neobarroco. El conjunto de esta representación pasionista lo completa la figura de María Magdalena, que arrodillada, llora desconsolada a los pies del Santísimo Cristo. No puede comprender cómo Jesús ha acabado en la cruz. También obra de Francisco Palma Burgos en 1945, forma el Calvario tradicional anterior a 1931 y presenta una larga cabellera suelta sobre la que circunda una aureola. En 2006 fue restaurada por Estrella Arcos, que llevó a cabo una profunda labor para devolverle todo su esplendor original.

   La Virgen de la Soledad era una dolorosa del siglo XVIII, titular de la antigua hermandad de Nuestra Señora de la Soledad, al amparo del convento de Santo Domingo. Realizaba su salida procesional el Viernes Santo y asistían el Concejo y todos los nobles de la ciudad. Hay que reseñar la obtención de la ‘Misa de Privilegio’ a celebrar cada Sábado Santo por la intercesión de la Virgen en el salvamento de la tripulación de una fragata de la Armada española frente a las costas malagueñas. Momento en el que nace una vinculación de Nuestra Señora de la Soledad y la Armada, Hermano Mayor Honorario de la cofradía, que en 2006 se conmemoraron los 250 años con diversos actos.

 

 

 

                EL SANTÍSIMO  CRISTO DE LOS MILAGROS 

                                   “ZAMARRILLA”

                          

 

   Fue el día 10 de septiembre de 1788 cuando se aprobaron las primeras constituciones, lo que de facto y de iure significaba el arranque histórico de la corporación de Zamarrilla.  En 1889, siendo obispo de Málaga don Marcelo Spinola y Maestre, se aprueban los estatutos de la Ilustre y Venerable Hermandad del Santo Cristo de Zamarrilla.

   Tras un periodo en que la fraternidad prácticamente deja de tener vida corporativa, el 1 de mayo de 1921, se instruye la Hermandad de Nuestra Señora de los Dolores.  Fue un año más tarde, el 16 de marzo de 1922,  cuando ingresó oficialmente en la recién fundad Agrupación de cofradías de Semana Santa de Málaga.  Entre la fecha de su ingreso y la de la primera salida procesional, hecho que se produce el Jueves Santo, el 13 de abril de 1922, se procedió cambiar la advocación de la titular denominándose a partir de entonces María Santísima de la Amargura. 

    La nueva hermandad del Santísimo Cristo de los Milagros y María Santísima de la Amargura estableció su sede canónica en la Iglesia de la Santa Cruz y San Felipe Neri hasta el año 1945.

   El 15 de febrero de 1986, el Obispo de Málaga aprueba la inclusión de una adenda en los estatutos, estableciendo la nueva y actual denominación de la corporación:  Real y Excelentísima Hermandad de Nuestro Padre Jesús del Santo Suplicio, Santísimo Cristo de los Milagros y María Santísima de la Amargura.

   En los últimos años de fraternidad ha mejorado su patrimonio con la adquisición de algunas piezas relevantes, entre ellas, los nuevos tronos procesionales. Del mismo modo, a las sucesivas reformas a que ha sido sometida la ermita, se añade la edificación de la Casa Hermandad.

   Pero sin lugar a duda, el hecho que marcó un antes y un después en la vida de la Hermandad, fue la coronación canónica de María Santísima de la Amargura.  Sucedió el 25 de octubre de 2003.  Este hecho no venía más que a corroborar la intensa devoción que durante más de dos siglos ha suscitado la Virgen de la Ermita, María Santísima de la Amargura, nuestra Virgen de Zamarrilla.

   La Virgen de la Amargura actual, viene a sustituir a una dolorosa anónima perdida en 1931 cuando la quema de la ermita.  Fue adquirida en 1934 en Álora (Málaga), donde era conocida como Virgen del Amparo. Siempre se le ha atribuido diversos autores, hasta que las últimas investigaciones del profesor Sánchez López, le han puesto autor y fecha.  Fue Antonio Gutiérrez de León y Martínez, su autor en la segunda mitad del siglo XIX.

 

  En diciembre de 1938, Francisco Palma García, (padre) recibe el encargo, por parte de Manuel García Cabas, gran malagueño y cofrade, de hacer un Cristo crucificado para la ermita de Zamarrilla.  Pero dicho trabajo no pudo realizarlo ya que murió el 19 del mismo mes.  Por este motivo, el encargo pasó a su hijo Francisco Palma Burgos, quien en Navidad de ese mismo año, comenzó la armadura de la obra, cargando con una gran responsabilidad a sus 20 años de edad.   Fue un trabajo duro y agotador en el que hubo de emplear muchísimas horas de dedicación y sacrificios. La imagen quedó terminada en dos meses, siendo la primera obra de la gran trayectoria de este magnífico escultor. 

La advocación de del Cristo de los Milagros, nació en una reunión que se celebró en el taller de Palma en febrero de 1939.  Cuando ya el Cristo estaba modelado en barro y por la belleza de la obra escultórica, quisieron darle nombre.  Entonces uno de los reunidos dijo: “¿Y por qué no le llamamos Cristo de los Milagros?” Puesto que ha sido un milagro que podamos tener una imagen en tan poco tiempo.  A partir de aquí, se le viene llamando con esa advocación.

 

 

                 NUESTRO PADRE  DE LA HUNLLACIÓN

 

 

   Tras los trágicos sucesos de mayo de 1931 se creó el 14 de agosto un comité de la Agrupación de Cofradías.  En 1934 se creó una Comisión pro Semana-Santa y en 1935  las cofradías buscaron la manera de volver a procesionar a sus titulares.

   La Hermandad de Ntro. Padre de la Humillación entró en contacto con el joven escultor Francisco Palma Burgos que se comprometió a tallar una imagen similar a la del titular perdido, por el precio de 6.000 pts. El 4 de abril quedaron expuestas las imágenes del Cristo de la Sangre y Humillación en la Academia de Bellas Artes y el martes 8 se procesionó en la Semana Santa. Ahora bien, la junta de gobierno no estaba conforme con la talla debido a la precipitación del escultor, que había abierto taller en Madrid y había sido becado en Italia. Argumentan que dejo la talla al taller por lo que solicitaban una modificación. El artista se comprometió por 800 pesetas a tallar una nueva imagen y esta se vendió en Úbeda. La nueva imagen titular la talló Palma Burgos, aunque tampoco cumplió el contrato de llevar la túnica tallada.

   La segunda disertación corrió a cargo del secretario de la Hermandad, el Dr. Don Rafael Retana Rojano que abordó las incidencias en el encargo al imaginero Francisco Palma Burgos, por aquel entonces joven escultor malagueño, de la realización de una nueva figura de Jesús de la Humillación, basada en la documentación depositada en el archivo de la Hermandad. La nueva imagen titular no se ajustaba al criterio de la Junta de gobierno, pues no mostraba la vestidura tallada. Ahora bien, determinadas circunstancias condicionaron a que la nueva talla saliera ese año en la procesión con una túnica de tela y un cíngulo que constituyen hoy una de sus señas de identidad.

   En mayo de 1936, en la Exposición Regional de Bellas Artes, que se celebró en Córdoba, en el Instituto Nacional de Segunda Enseñanza, Francisco Palma Burgos presentó los óleos: Eucaliptos, Subida a la Coracha y Apuntes de Málaga, así como un Retrato realizado en Acuarela.

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

                                

                               BIBLIOGRAFÍA

 

 

 

 J. Molina Hipólito, Guía de Úbeda, Madrid, Ministerio de Educación Nacional, 1965;

M. P. Pereiro Barbero y J. M. Morales Folguera, “El imaginero malagueño

Francisco Palma Burgos. Apuntes biográficos (1918)”, en Boletín de Arte, 3 (1982), págs. 69-92;

M. Téllez Laguna, Paco Palma. Escultor-imaginero 1887-1938, Málaga, Real y Excma. Hermandad de Nuestro Padre Jesús del Santo Suplicio, Santísimo Cristo de los Milagros y María Santísima de la Amargura, 1985;

A. Clavijo García, La Semana Santa Malagueña en su iconografía desaparecida, II parte, Málaga, Editorial Arguval, 1987; La Semana Santa Malagueña en su iconografía desaparecida, I parte, Málaga, Editorial Arguval, 1987;

 J. Jiménez Guerrero y J. A. Sánchez López, Zamarrilla. Historia, iconografía y patrimonio artístico-monumental, Málaga, Real y Excma. Hermandad de Nuestro Padre Jesús del Santo Suplicio, Santísimo Cristo de los Milagros y María Santísima de la Amargura, 1994;

 J. A. Sánchez López, El alma de la madera. Cinco siglos de iconografía y escultura procesional en Málaga, Málaga, Real y Excma. Hermandad de Nuestro Padre Jesús del Santo Suplicio, Santísimo Cristo de los Milagros y María Santísima de la Amargura, 1996;

 F. Toral Valero, Vida y obra de Palma Burgos, Úbeda, El Olivo, 2004.

M.M.M.   Revista Péndulo número 17.  Pags. 128 – 139

M.M.M.  José Jiménez Guerrero. El Cristo de los Milagros.

M.M.M.  Boletín de Arte número 3.  Universidad de Málaga pags. 79-91

 

 

lunes, 19 de octubre de 2020

CONGREGACIÓN DE MENA MALAGA. CRISTO DE LA BUENA MUERTE

 

           CONGREGACIÓN DE MENA

                                      MALAGA

                                                                       Manuel Garrido

                                                                     Málaga

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BREVE HISTORIA

TITULARES

Santísimo Cristo de la Buena Muerte y Ánimas

Nuestra Señora de la Soledad.

PATRIMONIO DE LA CONGREGACIÓN DE MENA

PATRIMONIO ARTÍSTICO

MÁLAGA SE EMOCIONA CON EL CRISTO DE LA

BUENA MUERTE Y LA LEGIÓN.

   La congregación de Mena, cuyo nombre oficial y completo es “PONTIFICIA Y REAL CONGREGACIÓN DEL SANTÍSIMO CRISTO DE LA BUENA MUERTE Y ÁNIMAS Y NUESTRA SEÑORA DE LA SOLEDAD CORONADA (MENA) es una hermandad religiosa o cofradía cuya sede canónica en la Iglesia de Santo Domingo, en el barrio del Perchel, en la ciudad de Málaga.  Realiza su salida procesional durante la Semana Santa malagueña en la tarde noche del Jueves Santo.  El Santísimo Cristo de la Buena Muerte, es el patrón y protector de la Legión Española.

 

 

 

                                     BREVE   HISTORIA

 

 

La Congregación de Mena es el resultado de la fusión de la antigua cofradía de Nuestra Señora de la Soledad, con la Hermandad del Santísimo Cristo de la Buena Muerte Y Ánimas, hecho que ocurrió en el verano del año 1915.  La Cofradía de Nuestra Señora de la Soledad había sido fundada a mediados del s. XVI al amparo del entonces convento de Santo Domingo.  La orden dominicana no tardó en ceder los terrenos  necesarios para que se levantase la capilla y el panteón (1579)  De su solemne y severa procesión el Viernes Santo, a la que asistiría el Ayuntamiento, decía el historiador Medina Conde que era el “simulacro de la mayor veneración del pueblo”.  De la pujanza de la Hermandad en la época moderna, nos hablan, tanto la pertenencia a la misma de la nobleza local, la creación bajo su tutela de la Hermandad de Arcabuceros, así como la obtención a partir de 1756, de la misa de “Privilegio” a celebrar cada Sábado Santo por la demostrada intercesión de su sagrada Titular en el salvamento de la tripulación de una fragata de la Armada Española.

  Durante todo el s. XIX quedan demostrado, tanto la pujanza de la continuidad de los cultos y procesiones, como la incorporación de la nómina de hermanos de la alta burguesía local.   Mucho más reciente y humilde desde sus orígenes, sería la Hermandad del Santísimo Cristo de la Buena Muerte, creada en 1862. Hito decisivo sería el descubrimiento primero,  y la permuta después de su originario crucificado titular por el incomparable Cristo atribuido a Pedro de Mena, procesionándose por primera vez en 1883.

   Sin embargo, este empuje cofradiero, resultó sólo un día. Quedó, no obstante, un legado y un enigma histórico-lingüístico, acuñándose el término “menoso”.

   El 16 de junio de 1915 las dos hermandades celebraban sendos Cabildos Generales por separado.  Poco meses más tarde, el 22 de agosto del mismo año se constituía en Santo Domingo de forma oficial la real, Pontificia Congregación de Culto y Procesión del Santísimo Cristo de la Buena Muerte y Nuestra Señora de la Soledad, aprobándose los primeros estatutos  de la misma que redactó su primer secretario General José María Revello Cázar y siendo elegido por aclamación primer hermano mayor, Ricardo Gros Orueta.

   Los años que siguieron a esta trascendental decisión se caracterizaron por un inusitado auge.  Se va a dar continuidad todos los años a la procesión, se va a confeccionar nuevos tronos y se va a crear un valioso conjunto de enseres y túnicas.  En 1916 se estrena el trono de  de Palma García para el Cristo; al año siguiente, el de Antonio Prini para la Virgen y túnicas de terciopelo bordadas.

   En 1920 Antonio Baena regala el primer manto bordado en oro de Nuestra Señora.  Durante el breve periodo en que Felix Saenz Calvo, fue Hermano Mayor (1924-1925), logra que presida el desfile procesional de 1925 el entonces Presidente del Gobierno, Primo de Rivera, además de restaurar a su costa la Capilla, dotándola de valiosos enseres, confeccionándose un nuevo manto para la Virgen. Con Joaquín Mañas (1927-1930), se logra vincular oficialmente a la Legión Española que hizo su primera guardia al Cristo en 1927y desfiló por primera vez escoltando al ya proclamado como su “protector” en 1930, además de recibir la visita de Su Majestad la Reina Victoria Eugenia.

   Tras la proclamación de la República, el 11 y 12 de mayo de 1931, ardían casi todos los templos de la Ciudad.  La Congregación sólo logró salvar la imagen de la soledad.  González Anaya dejaba estos episodios novelados para la posteridad en “Las Vestiduras Recamadas”.  Los años de la II República y los de nuestra Guerra Civil supusieron un grave revés.  La pérdida del Cristo de Mena, de la capilla y de los enseres procesionales obligará a un forzoso exilio en la Catedral, montándose, a partir de 1932 los tradicionales cultos internos en su honor.

   Durante la Guerra Civil,  los congregantes de Mena son perseguidos y asesinados.  Un relevo generacional se produce entonces al frente de los destinos de la Congregación cubriendo esta difícil etapa el entonces joven Álvaro Príes Gros (1934-1939). 

   Tras la entrada de las tropas de Franco en Málaga el Obispo aprueba una nueva Junta de Gobierno bajo la presidencia de Álvaro Príes.  Después de la primera salida procesional del nuevo Cristo (Semana Santa de 1942) el proceso de reconstrucción se culmina  con el fructífero mandato  de Miguel Serrano de las Heras (1944-1949) con los valiosos y  singulares tronos realizados y diseñados entre 1943 y 1945 por el propio Palma y por el congregante E. Ruiz del Portal, un rico conjunto de insignia debidas a los Talleres Seco Velasco de Sevilla y los bordados del manto de la Virgen, palios, dalmáticas y túnicas, obra de Leopoldo Padilla.

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   Los años sesenta son un periodo de atonía en los que se despueblan las filas

de penitentes, el déficit económico y los problemas que generan los hombres de trono se tornan pesada carga para muchas hermandades.

   Desde principios de los setenta se revitaliza la Congregación con José González Ramos (1973-1976) que pone en marcha una serie de atrevidas iniciativas, que culminan con la restauración del trono del Stmo. Cristo, el establecimiento de un “tinglado” permanente y la realización de un nuevo “paso” para Ntra. Sra. de la Soledad, obra de Juan de Ávalos que rompía totalmente con la estética barroca.

   Tras la muerte de Franco, dos H. Mayores, van a regir sus destinos: Francisco Fernández Verni y Vicente Pineda Acedo. Con el primero se dio un impulso a la proyección externa de nuestra Congregación. En su haber es preciso destacar, logros como la completa restauración del antiguo trono y manto de Ntra. Sra. de la Soledad (1979), y el reencuentro y acercamiento entre la Congregación y la Casa Real, logrando en marzo de 1978, que Mena fuese recibida por el nuevo monarca. Atendería visitas de altísimas personalidades como el entonces Presidente del Gobierno Calvo Sotelo (1982), llevaría al Stmo. Cristo a presidir el pregón de Semana Santa de 1984; desarrollaría importantes iniciativas culturales como el encargo del óleo que al Cristo dedicó F. Revello de Toro (1984).  También se produce durante su etapa masiva incorporación de la juventud.

   Por su parte, Vicente Pineda dotó a la Congregación de una mayor convivencia y formación espiritual, restaurándose la Eucaristía dominical, los ciclos de charlas “para formación permanente del cofrade”, ejercicios espirituales cuaresmales y reflexiones mensuales en el Convento de las Hermanas de la Cruz. También se adquirió en 1988, el antiguo edificio Italcable y se reconstruyen las dependencias anejas a la capilla, además de habilitarse columbarios bajo la misma. Asimismo se recuperó la Celebración de la Soledad de María en el Sábado Santo (1988), quedó custodiada en nuestra capilla la antigua bandera del T.A. Galicia (1990), se celebraron el LXXV aniversario de la creación de la actual Congregación, el 50 de la bendición del Cristo y se estrenó un nuevo halo para la Virgen.

   Los años finales del siglo XX y el inicio del XXI han venido marcados por los mandatos como hermanos mayores de Álvaro Mendiola (1993-2002) y Cayetano Utrera (2004-2008). Tras vencer grandes dificultades económicas iniciales, estos años ha venido marcados por grandes logros materiales e institucionales tales como la imposición de la medalla de oro a S.M. el Rey, la visita del Príncipe de Asturias, el traslado al puerto del Cristo para recibir a la Agrupación Canarias, la rehabilitación de Italcable, etc.

 

   La restauración del trono del Stmo. Cristo por Ruiz Liébana y la recreación del de la Virgen según proyecto de J. Castellanos por A. Ibáñez y su equipo; el reconocimiento por el arzobispo castrense de España de nuestra unión especial con las Fuerzas Armadas así como la celebración del 250 aniversario de la vinculación de la Soledad con la Armada.

Finalmente, la nueva junta presidida por A. Jesús González pretende culminar grandes proyectos como el nuevo manto de procesión y acometer obras asistenciales y benéficas de envergadura. En junio de 2011 el Obispado de Málaga concedió la autorización definitiva para que este Crucificado forme parte de las catorce devociones populares que procesionarán por la avenida de la Castellana en el vía crucis público que se está organizando en la capital por las Jornadas Mundiales de la Juventud que se están organizando en Madrid para el año 2011 y que contarán con la asistencia del Papa Benedicto XVI.  

 

 

                             TITULARES

 

 

 

 

           SANTÍSIMO CRISTO DE LA BUENA MUERTE Y ÁNIMAS

 

 

 

   La escultura, que costó 30 000 de las antiguas pesetas y sufragadas por un grupo de congregantes, es una reinterpretación del original, como si el escultor Pedro de Mena hubiera guiado las manos de Palma desde el cielo.  (Pedro de Mena (Granada, 1628 - Málaga, 1688) es uno de los más afamados escultores del barroco español, que se dedicó principalmente a la realización de imaginería religiosa; oficio al que también se había dedicado su padre, Alonso de Mena, y de quien heredó un taller en Granada. Además, tuvo otro taller instalado durante treinta años en Málaga, a donde se había dirigido para participar en una de sus obras más reconocidas, la sillería del coro de la Catedral de Málaga. En esta ciudad ejecutó gran cantidad de encargos, especialmente para órdenes religiosas.

   Entre sus obras de este último período figuran las tallas policromadas de San Francisco de Asís, de la catedral de Toledo, el San Pedro de Alcántara de los Capuchinos de Granada, la Dolorosa de las Descalzas Reales de Madrid, y la impresionante Magdalena Penitente, también para las Descalzas.)

   Es lo que algunos han llamado la recreación admirable de lo único, la recreación del Cristo de Mena, aunque no es una copia exacta. Las diferencias entre ambos Cristos son obvias: el de Palma presenta unas proporciones un poco más grandes, la pierna izquierda descansa sobre la derecha (en el de Mena es al contrario), tiene los cabellos de forma distinta y el anudado del paño de pureza lo tiene en el lado derecho, mientras que Mena lo talló en la parte izquierda. Pero en líneas generales coinciden la plástica de la escultura y el tamaño de los brazos, que son más cortos con respecto al resto de la imagen.

   A pesar de todo ello, el Cristo continúa llamándose de Mena recordando al que desapareció, y que dio y da nombre y se le conoce popularmente, desde sus orígenes, a esta cofradía. En 2008 fue restaurado por Maite Real Palma, que realizó los trabajos de limpieza y recuperación del mismo. El rostro del crucificado de Palma Burgos representa la muerte personificada. Tiene la boca entreabierta y se le aprecian los detalles de los dientes y la lengua. Por las sienes cae la sangre de la corona de espinas (que un congregante elabora cada año y que se le impone antes de la salida procesional) hasta empapar y enlazar los cabellos rizados. Las manos y los pies, desfigurados. Los brazos y las piernas están amoratados. Los ojos inertes. El reguero de sangre fluye por todo el cuerpo, del mismo modo que el que mana de la herida del costado derecho. El Cristo pende de una cruz arbórea yerto, aunque su cuerpo, de complexión fuerte, irradia amor. Todo está consumado. Una imagen que impresiona, que impacta. Todo una lección de anatomía, según describe el doctor Aurelio Díaz en su estudio anatómico de la talla, que es de estilo neobarroco. El conjunto de esta representación pasionista lo completa la figura de María Magdalena, que arrodillada, llora desconsolada a los pies del Santísimo Cristo. No puede comprender cómo Jesús ha acabado en la cruz. También obra de Francisco Palma Burgos en 1945, forma el Calvario tradicional anterior a 1931 y presenta una larga cabellera suelta sobre la que circunda una aureola. En 2006 fue restaurada por Estrella Arcos, que llevó a cabo una profunda labor para devolverle todo su esplendor original.

   La Virgen de la Soledad era una dolorosa del siglo XVIII, titular de la antigua hermandad de Nuestra Señora de la Soledad, al amparo del convento de Santo Domingo. Realizaba su salida procesional el Viernes Santo y asistían el Concejo y todos los nobles de la ciudad. Hay que reseñar la obtención de la ‘Misa de Privilegio’ a celebrar cada Sábado Santo por la intercesión de la Virgen en el salvamento de la tripulación de una fragata de la Armada española frente a las costas malagueñas. Momento en el que nace una vinculación de Nuestra Señora de la Soledad y la Armada, Hermano Mayor Honorario de la cofradía, que en 2006 se conmemoraron los 250 años con diversos actos.

 

 

               NUESTRA SEÑORA DE LA SOLEDAD

 

 

 

   La Virgen de la Soledad era una dolorosa del siglo XVIII, titular de la antigua hermandad de Nuestra Señora de la Soledad, al amparo del convento de Santo Domingo. Realizaba su salida procesional el Viernes Santo y asistían el Concejo y todos los nobles de la ciudad. Hay que reseñar la obtención de la ‘Misa de Privilegio’ a celebrar cada Sábado Santo por la intercesión de la Virgen en el salvamento de la tripulación de una fragata de la Armada española frente a las costas malagueñas. Momento en el que nace una vinculación de Nuestra Señora de la Soledad y la Armada, Hermano Mayor Honorario de la cofradía, que en 2006 se conmemoraron los 250 años con diversos actos.

Esta Dolorosa no se procesionó hasta 1943 que fue sustituida por la talla actual, otra Dolorosa de características antequeranas y de la dicha ciudad de Antequera datada del siglo XVIII. El nuevo trono fue un diseño del congregante Enrique Ruiz del Portal, y en 1948 se estrenó el manto bordado en oro fino con dibujos, orlas y remates de estilo barroco sobre terciopelo negro, realizado en los talleres de Leopoldo Padilla. Fue restaurado por el bordador malagueño Juan Rosén en 1979.

   La Congregación solicitó formalmente al obispado de Málaga que tenga a bien conceder la coronación Canónica a Nuestra Señora de la Soledad, la cual se celebrará el día 11 de junio.

   En 1975, la cofradía llevó a cabo un cambio considerable al sustituir la Virgen por la Glorificación de la Soledad, grupo escultórico y trono realizado por Juan de Ávalos. Con la salida procesional se creó una gran expectación en toda la Málaga cofrade. La estética del nuevo trono, que rompía con el estilo barroco de la Semana Santa malacitana, no se vio apoyado por la mayoría de los malagueños. Es por lo que la junta directiva decide cuatro años más tarde volver a sacar en procesión a la anterior imagen.

 

   El grupo que representaba la Glorificación de la Soledad reflejaba la imagen de la Virgen en el centro, bajo un arco de cuatro ángeles que la enmarcaban portando un sudario, sin manto, ni palio, ni corona. A los pies de la Virgen figuraba San Juan, Santiago y las tres Marías. Otro de los detalles del trono eran las cabezas de varal, en los que había 16 ángeles tallados. La imagen de la Virgen recibe veneración en el convento de las Hermanitas de la Cruz y el trono se encuentra en unos almacenes sin conocer cual será su destino o continuar en el anonimato.

 

 

 

   Patrimonio de la Congregación de Mena

 

TRONO DEL SANTÍSIMO CRISTO DE LA BUENA MUERTE.-       Autor: Francisco Palma Burgos (1943). Madera tallada, dorada y policromada. Estilo neobarroco. Estructura de tronco piramidal, con un frente dotado de un ancho comisamiento curvado y cuatro hachones en sus esquinas. De esta forma, se establece un conjunto armónico perfecto que realza la imagen. Hay que destacar la iconografía que aparecen en los laterales: los bustos de Santo Domingo de la Calzada y la Dolorosa, del mismo modo que el escudo de la Congregación en el frontal y el de La Legión en la parte trasera. En 2001 el trono fue restaurado por Rafael Ruiz Liébana, con la consolidación, reposición y dorado de sus partes. Tiene ocho varales. La imagen de María Magdalena a los pies del Crucificado forma el Calvario sobre un monte de espuma expandida y fibra de vidrio.

Dimensiones: 438 centímetros de largo, 288 de ancho y 142 de alto. Peso: 2.628 Kg.

Hombres de trono, 252

 

TRONO DE NUESTRA SEÑORA DE LA SOLEDAD CORONADA.-Autor: Antonio Ibáñez Vallés, tallista sevillano, que ejecutó la obra interpretando el diseño, y bajo la dirección de Jesús Castellanos. El dorado correspondió a Manuel Calvo Carmona. Estrenado en 2006. Presenta la misma forma y envolvente del anterior trono (que diseñara el congregante Enrique Ruiz del Portal en 1941) especialmente por la circunstancia de respetar la coloración del palio ochavado, y por exigencias de la Congregación, que deseaba mantener la forma única del trono en Málaga. Tiene ocho varales. Está realizado en roble real, dorado con oro fino de ley, (oro doble de 23/75 Kilt.). Las dimensiones del proyecto son: 4,50 metros de largo, por 3,70 de ancho, y una altura del cajillo de 87 centímetro. La mesa metálica, con diseño y cálculo del catedrático de la Universidad de Málaga y cofrade José Espejo, la realizó el cerrajero Rafael Galán, bajo la dirección de Francisco León.

Esencialmente, el actual trono, que respeta escrupulosamente la forma del anterior, presenta una riqueza en talla barroca de los elementos del cajillo. Se respetan las tres cartelas, (central y las dos laterales), pero el concepto de talla ejecutado nada tiene que ver con el estilo del anterior: se inspira en los medallones que existen en los paramentos laterales del altar mayor de Santo Domingo, y a tal fin, concibe cada cartela como hojas barrocas que envuelven un medallón, sostenido por dos preciosos angelotes y que a su vez sostienen guirnaldas estofadas.

La imaginería auxiliar del trono, que se sitúa en los citados medallones centrados en las cartelas, se ejecutó en el talle de Encarnación Hurtado, en Sevilla, y se basan en una interpretación preciosista del cuadro de Alonso Cano que existe en la Catedral de Málaga, y que representa a la Virgen del Rosario, advocación dominica por excelencia y primera Patrona de la Armada. La segunda imagen, que es la Inmaculada Concepción, está inspirada, también en la Catedral malacitana, en un cuadro de Claudio Coello. La tercera cartela está presidida por una Virgen del Carmen, reproducción interpretada de la imagen que se venera en el Panteón de Marinos Ilustres de San Fernando.

   Por último, se encuentra la imagen de la Patrona de Málaga, la Virgen de la Victoria, en un altar que recuerda el dosel que lleva en su trono procesional, en el lugar que ocupa la cuarta cartela, en la parte trasera del trono.

La candelería, diseñada y fabricada por Talleres Villarreal, en plata de ley, que consta de 81 candelabros, desde 40 centímetros hasta los 98 del tamaño superior. Estos candelabros recuerdan elementos del trono, como las ánforas, nudos de las barras de palio, macollas del palio, etc. Las barras de palio corresponden al taller de orfebrería de Manuel Seco Velasco (1947).

Manto: La obra, que fue realizada por el bordador malagueño Salvador Oliver Urdiales tras plasmar el diseño creado por Jesús Castellanos, se estrenó el Jueves Santo del año 2011. Una pieza en la que se emplearon tres años de ejecución, para los aproximadamente 200 kilos de peso, que constituyen 35 metros cuadrados sobre terciopelo negro de algodón alemán y rematado con una puntilla artesanal de 5 metros y un fleco de morillera de 20 metros. Todo ello da lugar a un manto de grandes dimensiones: 7,20 metros de largo y 4,90 metros de ancho.

   Destaca la variedad de la puntada y la ejecución de la técnica de la hojilla, de grandes volúmenes. Asimismo, resalta el vástago central, que consta de una gran ánfora de rosas y calas. El diseño se fragmenta en las vistas, las triangulaciones superiores, en las elipses decorativas y la greca. Así, por un lado, se ha proyectado un sinuoso juego de eses en las vistas que configuran los caracoles que la estructuran y ascienden a la parte superior. También destacan elementos vegetales como los tallos y las hojas que surgen del nudete inferior.

   En las triangulaciones superiores se marcan las líneas del recorte del manto, y en las elipses se crea una amplia variedad decorativa que rompe la monotonía de las sucesivas repeticiones en todo el conjunto, alternando elipses interiores y exteriores. En cambio, la greca reviste todo el perímetro, a excepción de las vistas, con fragmentaciones determinadas por la composición de la pieza.

   Entre los innumerables aspectos que merecen la pena detenerse no hay que olvidar las tres cartelas formando un triángulo invertido en la zona inferior. En la central se ubica la heráldica dominica con las estrellas de seis puntas en referencia a Santo Domingo; para la cartela del lateral derecho se incluye el anagrama mariano, para hacer alusión a la Santísima Virgen como reina coronada y purísima; y en la parte izquierda, la rosa de los vientos, que simboliza a María como protectora que dirige y señala nuestro rumbo a buen puerto.

Palio: Ochavado. Se ejecutó en 2001 en los Talleres de Fernández y Enríquez de Brenes (Sevilla) manteniendo el diseño del anterior (Leopoldo Padilla-1948) y sustituyendo la gloria central, que representaba el escudo de la Congregación por el escudo pontificio.

Ánforas.-  Diseño de Jesús Castellanos ejecutados en los Talleres Villarreal (1990).

Halo.-  Diseño de Fernando Prini, realizado por el orfebre Manuel Valera (Córdoba 2016). Es el halo con el que la imagen fue coronada canónicamente el 11 de junio de 2016 en la Catedral de Málaga.

Saya: Pieza bordada en oro sobre terciopelo negro ejecutada por el bordador malagueño Joaquín Salcedo, siguiendo el dibujo del diseñador Curro Claros, y con cuatro Ángeles de Encarnación Hurtado. Es la saya de coronación de la Virgen (2016).

Peso: 4026 Kg.    Dimensiones: 13,50 de largo x 6,12 de alto.

Hombres de trono: 254.

 

  

                        PATRIMONIO ARTÍSTICO

 

 

   La fundación del Convento de Santo Domingo de Málaga se realiza mediante la donación de una ermita denominada de Santa María de las Huertas, en el barrio del Perchel, por los Reyes Católicos, en 1489, constituyéndose el priorato en 1493.   La ermita fue ampliada por el lado norte en estilo gótico, quedando concluida la obra en 1494, aunque de dimensiones reducidas y con un pequeño convento que pronto será ampliado.

   A partir de 1518 el convento establece noviciado y más tarde varias cátedras de estudio de Artes, Teología Escolástica y Escritura.   La iglesia comienza a ampliarse en 1515 y en 1564 se incorpora la sillería del coro.

   Prueba de la importancia que fue adquiriendo el convento y, de la conclusión de sus obras de ampliación, es que la Provincia Bética, a la que pertenecen los dominicos de Málaga, celebra Capítulo Provincial en este convento en 1568.   El altar mayor comienza a ser decorado con un retablo en 1553 aunque no se terminó hasta 1593. En el siglo XVIII se instala uno nuevo de estilo barroco.

   En la iglesia se labran numerosas capillas como la de San Pablo y San Agustín en 1529, la del Rosario en 1570, la de  Arriola en 1572, la de la Soledad en 1587 y la de San Andrés, construida por los comerciantes flamencos y alemanes en 1662.

   Fue a partir de 1650 cuando fray Alonso de Santo Tomás, hijo de este convento, Obispo de Osman primero (1661-1664) y Obispo de Málaga después (1664-1692) comenzó las obras de mejoras y embellecimiento del convento y la iglesia. Entre otras obras mandó realizar las obras de la escalera del claustro, la biblioteca, ampliando las cátedras, y renovó el edificio del convento con nuevas habitaciones y dependencias.

   El siglo XIX supone el fin de la vida conventual. En un primer momento, la guerra de la Independencia esquilma el patrimonio ornamental de la iglesia. En 1833, con la desamortización, abandonan los frailes el convento y se pierde gran parte de su patrimonio, como los archivos, la biblioteca y buena parte de las obras de arte de su interior.   El edificio conventual pasó a la Diputación Provincial que lo usó como hospicio y como asilo de ancianos, para pasar en el siglo XX a ser un corralón de vecinos. Fue demolido en 1998.   La iglesia, que no pudo ser vendida ni reutilizada para otras actividades, pasó al Obispado de Málaga que la convirtió en parroquia en 1853.

   La proclamación de la 2ª República en 1931 y las revueltas sucedidas en la ciudad en ese año fueron la causa del incendio de la iglesia que quedó en ruinas. También desaparecieron los archivos parroquiales, que vuelven a incendiarse en Junio de 1931.   Solo una nave lateral fue reconstruida en un primer momento, hasta que en 1953 el arquitecto Enrique Atencia acomete la tarea de la reconstrucción de las tres naves. El exterior es modificado en 1995 por la reforma del cauce del río  Guadalmedina. Este es el edificio que hoy podemos contemplar y del que apenas los cimientos quedan de la antigua iglesia.

   El convento y la iglesia fueron embellecidos a lo largo de los siglos con numerosas obras de arte, la mayoría perdidas en la actualidad.   Una de las primeras en desaparecer fue el retablo realizado por Francisco Pacheco en 1622, ya que fue sustituido por otro de estilo barroco en el siglo XVIII. El retablo estaba presidido por la Virgen de la Encarnación y rematado por un crucifijo a los pies del cual se encontraban, la Virgen, San Juan y María Magdalena.   La sillería del coro realizada en 1564 pasó al Seminario Diocesano a comienzos del siglo XX y allí se conserva casi en su totalidad.

   Fray Alonso de Santo Tomás, dominico y Obispo de Málaga, encargó dos grandes piezas a Pedro de Mena, la Virgen de Belén y la iglesia y el llamado Cristo de Mena, que ocupó la sala “De Profundis”, donde los frailes rezaban cada día por los difuntos. Ambas piezas desaparecieron en el incendio de Mayo de 1931, así como los retablos y las imágenes que los decoraban.  También decoró el claustro y la iglesia con cuadros con la vida de Santo    Tomás, algunos realizados por Alonso Cano y desaparecidos en la desamortización. De gran valor debió ser la biblioteca conventual que desapareció con la exclaustración y de la que no quedo rastro de su destino último.

   El hermano mayor Álvaro Príes, Marqués de Benavente, tuvo a bien arreglar la capilla y el camarín. Debido a su propia labor de decorador y diseñador, aportó sus conocimientos en la remodelación y restauración de estos espacios logrando uno de los lugares de culto más destacados de la ciudad. La inauguración de los trabajos se produjo en 1963. El camarín está inspirado en el barroco del siglo XVIII con una abundante decoración y está ejecutado en oro fino y estuco rosa, la magnífica cúpula con motivos vegetales, así como las originales cartelas que recogen la simbología de la cofradía. La capilla presenta sus paredes revestidas de mármol de color negro que le da un aspecto riguroso y elegante cuya reja donde aparece el nombre de la Congregación da entrada a la misma desde la iglesia de Santo Domingo, sede canónica de la hermandad.

En la actualidad, cuenta con el cuadro de la coronación, de Francisco Naranjo. El cuadro del centenario de Raul Berzosa.  El cuadro de la J.M.J (Jornada Mundial de la Juventud) de Revello de Toro y una estampa del Cristo de la Buena Muerte, editada por la Congregación de Mena de “Eraclio Fournier”

 

 

 

          MÁLAGA SE EMOCIONA CON EL CRISTO

         DE LA  BUENA MUERTE Y LA LEGIÓN

 

   Miles de personas han salido a las calles de Málaga para presenciar el desembarco de la Legión en el puerto de la capital y su posterior desfile por el centro histórico hasta llegar a la plaza de Fray Alonso de Santo Tomás, donde se ha llevado a cabo el traslado y la entronización del Cristo de la Buena Muerte y Ánimas.

   Eran las 10.30 horas cuando del buque 'Contramaestre Casado', perteneciente a la Fuerza de Acción Marítima de la Flota y con base en el Arsenal de La Carraca de San Fernando (Cádiz), ha desembarcado en el muelle 2 la Compañía de Honores de la X Bandera del Tercio 'Alejandro Farnesio IV de la Legión, con sede en Ronda (Málaga).

   Allí, un público multitudinario, además de diversas autoridades militares, civiles y religiosas, esperaban horas antes a que arribara el buque de la Armada Española en un acto que ha presidido el ministro de Defensa.

   Así, el Palmeral de las Sorpresas ha abierto el camino a los legionarios en su desfile hasta la plaza de Fray Alonso de Santo Tomás, pasando antes por Molina Larios, plaza del Siglo, plaza del Carbón, calle Granada, calle de Larios, Alameda Principal, puente de Tetuán, Nazareno del Paso, Glorieta de Lola Carrera  Cerezuela y plaza de la Legión Española, llegando así a su destino.

   Sobre las 12.30 horas, las damas y caballeros legionarios han llegado entre aplausos a la Casa Hermandad de la Cofradía del Cristo de la Buena Muerte y Ánimas y Nuestra Señora de la Soledad, en el barrio de El Perchel, donde, tras cuadrarse, han entonado al unísono la letra de 'El novio de la muerte', que ha marcado el ritmo con el que han portado a hombros y a pulso la talla del también conocido como Cristo de Mena.

   Además, durante el acto se ha recordado a los caídos en las misiones militares del ejército español tras la lectura de una oración; y se ha hecho entrega del estandarte del Santísimo Cristo de la Buena Muerte, que custodiará hasta el próximo acto penitencial el tercio Rey Alfonso XIII, II de la Legión.

   Asimismo, antes de la entronización del Cristo de Mena, se ha entregado al mismo tercio la corona de espinas que lució la talla el año anterior.  Más tarde, mediante un sistema de poleas, se ha depositado al crucificado en el trono al son de la marcha procesional 'Cristo de La Legión', de Eloy García, interpretada por la brigada Rey Alfonso XIII, no sin antes saludar a Nuestra Señora de la Soledad.

   Entre "vivas" y aplausos, la compañía de honores y la banda de guerra y música han abandonado la plaza desfilando, después de cantar el himno de la Legión y enunciar parte del credo legionario. Se ponía así fin, alrededor de las 13.15 horas, a uno de los actos más significativos de la Semana de la Pasión de Málaga.

  

 

 

 

         GUARDIA DE HONOR AL CRISTO

      

             DE LA BUENA MUERTE. 

 

 

 

   La procesión del Cristo de la Buena Muerte es una de las más populares de la Semana Santa de Málaga, debido al papel que desempeña la Legión en el traslado y custodia de la imagen.

   Se trata de una tradición que el cuerpo militar realiza cada Jueves Santo prácticamente desde su fundación y que congrega a un gran número de malagueños y visitantes en la plaza de Fray Alonso de Santo Tomás, donde se produce el punto álgido previo a la estación de penitencia.

   Los actos comienzan a las 10:30 horas del Jueves Santo en el Muelle 2 del Puerto de Málaga, lugar en el que se realiza el desembarco de la Compañía de Honores de la X Bandera del Tercio Alejandro Farnesio. Una vez ahí, los legionarios desfilarán por el casco histórico de la ciudad hasta llegar a la plaza Fray Alonso de Santo Tomás.

 

A partir de las 12:00 horas tiene lugar el relevo del estandarte del Cristo de la Buena Muerte y Ánimas, también conocido como Cristo de Mena en honor a su escultor Pedro de Mena. Será entonces cuando se traslade la talla a su trono procesional portado por legionarios que entonarán El novio de la muerte en un acto solemne.

Finalizado el traslado, será a partir de las 20:00 horas cuando comience la procesión. Túnicas y capirotes de terciopelo negro acompañaran al Cristo de la Buena Muerte y Ánimas y Nuestra Señora de la Soledad Coronada, que serán escoltados por la Legión.

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

                        BIBLIOGRAFÍA

 

 

 

CONGREGACIÓN DE MENA.  “Achivos”

 

PABLO JESÚS LORITE: “Iconografía según Francisco Palma Burgos”.

                                                                                         

PABLO JESÚS LORITE: Los Crucificados: Religiosidad, cofradías y Arte.

Antonio Jesús González Ramírez.  “MENA”

 

MANUEL GARRIDO.      “ Compendio de una Época.”

 

ELIAS DE MATEO AVILÉS:  Cronista de Mena.

 

MENA.  100 años de historia, cuatro siglos de devoción.

 

CONGREGACIÓN DE MENA.  Revistas

 

     

 

 

                        CRISTO DE LA ABUENA MUERTE    (De Mena)

                              ANTERIOR AL AÑO 1931

                      

 

 

 

 

 

 

 

 

 

                                   EN LA PLAZA DURANTE EL TRASLADO

 

 

 

 

 

 

 

 

 

El Cristo de La Buena Muerte de Palma a hombros de la Legión ante las autoridades.

 

 

 

 

 

 

 

 

       Jueves Santo,   El Cristo de la Buena Muerte de Palma por la Alameda Principal de Málaga

 

 

 

 

 

 

 

 SOLEDAD, JUEVES SANTO POR LA ALAMEDA PRINCIPAL