La ciudad de Málaga fue fundada sobre un
poblado ibérico, por los fenicios hacia el siglo X a.C., estableciendo en ella
una industria de salazones. Para situar
la ciudad escogieron la falda del monte Gibralfaro, a cuyo pie llegaba el mar,
y cuyas estribaciones de rocas al entrar en el agua debieron formar en aquellos
tiempos una cala natural.
Este puerto fenicio, comprendía desde la
esquina Occidental de la posterior aduana, hasta puerta Oscura en una extensión
de unos 500 metros . Todo el recinto estaba dividido en dos
mitades por un muro divisorio. La mitad
de poniente era la industrial y en ella han aparecido, en las capas más
profundas, artesas para salazones construidas siguiendo casi la pendiente del
terreno. La otra mitad era el puerto comercial
que estaba excavado formando una explanada más horizontal, encontrándose en
este lugar restos de columnas y capiteles fenicios de edificios que allí
existieron.
En época romana, Málaga fue nombrada ciudad
federal. Más tarde, Domiciano, hacia el
año 82 d.C., promulga una ley por la que Malaca obtuvo el primer estatuto
municipal de su historia, la Lex Flavio
Malacitana por la que se reglamentaba.
Del puerto de Málaga salían para Roma no
sólo minerales, sino también cerámicas, almendras, vino, aceite y pescado
preparado con una salsa denominada “garo” o “garum”, producto muy apreciado en
Roma.
El garum, aunque tuvo su gran apogeo en el mundo
romano, procede del mundo griego del que toma su nombre: gáros o garon, por el
nombre del pez del que se adquirían sus intestinos para la fabricación. (Al parecer, el gáros es el que en España se
le llama la caballa)
Esta salsa
se hacía por maceración y fermentación en salmuera de restos viscerales y
despojos de diferentes peces como el atún, la morena, el esturión entre otros
de especies similares.
Todavía
hoy se puede ver una factoría de fabricación de garum romano en la ciudad de
Claudio Baello en las proximidades de Zahara de los Atunes (Cádiz), allí
podemos ver cerca del foro grandes ánforas metidas en tierra cerca de la playa
donde se fabricaba el garum.
Fue Roma quién la convirtió en la salsa más importante del Imperio, aunque ya tenían conocimiento de ella los pueblos mediterráneos por los fenicios, los cuales comerciaban con diferentes tipos de garum, del que destacaba el "garioflos" de procedencia persa. No obstante, el comensal romano lo degustaba como una verdadera delicia gastronómica, no sólo por sus connotaciones organolépticas sino por su alto precio en el mercado. Según Plinio, tenía un valor comparable al perfume.
Fue Roma quién la convirtió en la salsa más importante del Imperio, aunque ya tenían conocimiento de ella los pueblos mediterráneos por los fenicios, los cuales comerciaban con diferentes tipos de garum, del que destacaba el "garioflos" de procedencia persa. No obstante, el comensal romano lo degustaba como una verdadera delicia gastronómica, no sólo por sus connotaciones organolépticas sino por su alto precio en el mercado. Según Plinio, tenía un valor comparable al perfume.
Del libro “Geopónica o Extractos de
Agricultura” de Casiano Baso, se traduce
sobre la preparación del liquamen llamado garum lo siguiente:
El llamado liquamen se obtiene como sigue: se echan las
vísceras de los peces en un recipiente y se salan; también, pequeños pececillos
como pejerreyes, salmonetes de fango pequeños, chuclas, boquerones o los que
tengan un aspecto diminuto, todos se salan igualmente y se conservan en
salmuera al sol, removiéndose con frecuencia. Cuando hayan permanecido en la
salmuera un verano, se saca de ellos el garum de este modo: se mete en el
recipiente lleno de dichos pececillos una gran cesta tupida y el garum se
infiltra en la cesta, y así, pasado por el tamiz de la cesta, se recoge el
denominado liquamen.
Por otro lado, San Isidoro de Sevilla,
obispo de la Bética
(560 – 616) comenta en su obra “Las Etimologías” (XX, 3,19 – 20)
El garum es una salsa líquida a base de
pescado. Antiguamente se elaboraba con
un pez al que los griegos denominaban gáros;
aunque hoy día se utiliza en su preparación infinidad de peces. Conserva no obstante el nombre del pescado
con el que comenzó a elaborarse.
Al
liquamen se le da esta denominación porque los pececillos disueltos en esta salsa
se licuan dando lugar a tal condimento.
Esta salsa es conocida con el nombre de salsugo o muria.
Como se ve, San Isidoro habla de la etimología
de este producto mediterráneo, aunque hubiese sido interesante que este genio
de la literatura medieval hubiese hecho una extensa referencia a su elaboración
En los siglos bajomedievales (XIII al XV),
Málaga formó parte del reino nazarí de Granada hasta la conquista por los Reyes
Católicos en 1487. Se convirtió en
segunda ciudad del emirato árabe y su capital económica gracias a un activísimo
puerto. Según Ibn al-Jatib, era el “lugar de peregrinación
donde confluyen los mercaderes musulmanes y cristianos procedentes de cualquier
parte del Mediterraneo”
Málaga gozó de prosperidad y abundancia,
proporcionadas por el avituallamiento permanente de mercancías y alimentos,
como relataba en 1440 el alfaquí Umar al-Malaqi poéticamente en el diálogo
“Disputa de Málaga con la
Alambra :” La agricultura y la labranza no tienen
arraigo ni variedad….sé que poco valgo en comparación con lo que vale Granada,
pero muchos días, en un sólo instante, se me llenan de trigo, playa y marina, y
se sabe que jamás hayan durado en mí los malos tiempos.”
La visión que alcanzamos de la Málaga nazarí a lo largo de
los siglos bajomedievales se debe a una abundante literatura de geógrafos,
viajeros, poetas, políticos etc. En
buena medida, se caracteriza por estar repleta de tópicos que se repiten de
unos a otros, en una especie de literatura apologética y, en parte, también
altamente idealizada por su contenido poético, estudiada y definida por
Fernando de la Granja
como geografía lírica, y por Rafael Arié, como paisaje cultural.
La historia política y el papel desempeñado
por los grupos dirigentes de la ciudad y
por algunos de sus gobernadores, arraces o caudillos en la vida interna y en
los conflictos civiles de la dinastía nazarí, configuraron a Málaga una gran
autonomía política, incluso disfrutó de cierta fama de rebeldía, desde los
Asqilula hasta el Zagal, último gobernador de Málaga quien en 1485 fue
proclamado rey.
Durante las interminables luchas intestinas
de la primera etapa musulmana, el puerto de Málaga perdió casi toda su
actividad. A partir del siglo XI empieza
una etapa de resurgimiento, en la que se
construye la Alcazaba. Desde entonces Málaga
volvió a ser uno de los puertos más activos del Mediterráneo, alcanzando su
definitivo lanzamiento a partir de 1278, año en que la república de Génova
firma un acuerdo con Mohamed I.
Pero a pesar de su carácter musulmán, se
funda en la ciudad numerosas colonias genovesas que para mayor refugio y
seguridad en las transacciones comerciales, construyen el llamado “Castillo de
los Genoveses”.
Los aterramientos de la antigua dársena
fenicia corazón del puerto primitivo de Malaka, la construcción de la Alcazaba y por
consiguiente la construcción también del muro de protección de la ciudad
musulmana, va desplazando la actividad portuaria hacia el sur, más cerca de las
atarazanas donde existe una actividad continua junto con el Castillos de los
Genoveses. (cebada, frutos secos, vino, lana, tejidos de seda, laca, cueros,
pieles, etc.) Málaga se convierte en la
puerta del Reino de Granada y en el nexo de unión entre el Mediterráneo, el
Atlántico y el Mar del Norte. También se
establecen rutas con el Lejano Oriente.
Sabido es, que durante el cerco a la ciudad
de Málaga, el Rey Fernando mandó que la flota comandada ahora por el conde de
Benavente y Antonio Bernal, se situara frente a las costas malagueñas con la
intención de no dejar que se acercara ninguna ayuda procedente del norte de
África ni de ningún otro lugar.
También se sabe, como apunta Hernando del
Pulgar, que a menudo las naves musulmanas realizaban incursiones desde la costa
para combatir a las naves cristianas.
¿Pero desde dónde salían estas naves de los moros? Si estas hubiesen estado atracadas o fondeadas
en las costas de forma visible, seguro que la armada cristiana no hubiese
tardado nada en atacarlas y dar buena cuenta de ellas. No era así, los moros atacaban, y retrocedían
rápidamente desapareciendo de la vista, sin que nadie supiera en qué lugar se
escondían.
“Mandó
el Rey a mosen Requesena, conde de Trevento y a Martin Ruiz de Mena, a Arriarán
y a Antonio Bernal, capitanes de la flota que estaban en el mar, que durante
las noches pusiesen juntas todas las naos, galeras y carabelas, de manera que
ciñese la cibdad por la parte que
cercaba en la mar.”
Pero al parecer, y a pesar de estas órdenes
del Rey, para intensificar la vigilancia, como apunta Hernando del Pulgar, los
malagueños continuaban sus incursiones estratégicamente calculadas para no
sufrir ninguna baja tanto de hombres como de embarcaciones.
“¿Cómo es posible que los moros ataquen a
nuestra flota causándonos bajas sin que sean avistadas por nuestros hombre?”
Interrogaba el Rey a sus capitanes.
“Majestad, ni siquiera nosotros lo
sabemos. Parece cosa de magia.”
“Los vigías, cuentan que aparecen unas
veces aprovechando la oscuridad, y otras, al amanecer cuando nuestros barcos
están fondeados y los hombres relajados.
Entonces, como salidos de la
nada, atacan por sorpresa con una rapidez extraordinaria, y desaparecen con la
misma rapidez sin que los vigías ni nosotros mismos tengamos la oportunidad de
saber en qué lugar se esconden.
Desde la situación en la que nos
encontramos, una vez que se han retirado, no alcanzamos a distinguir ninguna
ensenada ni puerto, en el que puedan encontrar abrigo para sus naves. Sólo se ven las murallas de la ciudad, y
desde la distancia, no se distingue ningún canal ni puerta en las que se puedan
esconder. Parece que se los hubiera
tragado el mar; mas no es así, puesto
que cuando menos lo esperamos, vuelven a aparecer.
Hemos colocado algunas pequeñas
embarcaciones cerca de la costa para que nos avisen en el momento en que los
vean aparecer, teniendo que desistir de ello, puesto que al estar estas
embarcaciones tan cerca de la
Alcazaba , son atacadas con sus lombardas, y ya nos han
destruido algunas de ellas.
Pero no se preocupe su majestad, puesto que a partir de las últimas
incursiones, hemos adoptado un sistema de vigilancia durante el día y la noche,
alternando las naves y la tripulación.
Al parecer se han dado cuenta de nuestra estrategia, y por el momento en
unos días, no hemos sufrido ningún ataque.”
Analizando la crónica de Francis Carter, en
su obra, “Viaje de Gibraltar a Málaga” (1777) cuando comenta:
“La
armada española, al mando del conde de Benavente y de Antonio Bernal, cortó
también toda posibilidad de comunicación con la costa de berbería.
En el
arsenal de los moros había seis albatozas o galeras de remo, a la que armaron y
lanzaron al mar para defender la playa de los barcos españoles que mantenían
continuas escaramuzas con sus enemigos intentando romper sus defensas; en uno de estos encuentros los moros lograron
poner en fuga a toda la flota, hundiendo incluso el navío del duque de Medina
Sidonia.
…..La Alcazaba está fortificada de manera
extraordinaria con tres murallas hacia el mar y dos mirando a la ciudad. Antonio de Nebrija contó recorriendo el
perímetro de este castillo, (se
refiere a la Alcazaba )
110 torres
grandes, aparte las numerosas torrecillas, las más grandes de las cuales son
las que rodean el arsenal de la flota, que está en la esquina del castillo,
cerca del mar, y tan bajo que el mar penetraba y formaba un canal lo
suficientemente grande como para acoger veinte galeras en su interior. Las murallas que la rodeaban tenían ochenta
pies de alto, y los tres arcos para la recepción de los barcos sesenta por
treinta pies de ancho y doce de grosor;
cada uno de estos arcos tenía sus puertas; las marcas de sus bisagras todavía se ven,
aunque las puertas hayan desaparecido hace bastante tiempo, los arcos tapiados
y el mar alejado por el muelle.
El
suelo de este canal está ahora convertido en un jardín, y lo que más sorprende
es que tiene dentro un pozo de agua dulce.
Este jardín, al estar bajo y bien protegido de los vientos del norte,
produce plátanos tan dulces y buenos como los que se comen en Madeira….
De ello se deduce que, puesto que en la costa malagueña no existe,
ni existió ninguna ensenada natural en la que los barcos se pudieran esconder,
como sucede en otras costas del mundo, los moros aprovechando el puerto
anteriormente construido primero por los fenicios, y más tarde reestructurado
por los romanos para el transporte de
los productos mencionados con anterioridad.
(Málaga era uno de
los principales productores de salazones y garum, junto con Almería y Cartagena) lo dotaron de unos muros muy altos
en la parte del mar, con tres puertas lo suficientemente altas y anchas como
para que pudieran entrar sus embarcaciones, y una vez realizadas las
incursiones en las que atacaban a la flota cristiana, entraban y atracaban en
las dársenas, cerrando a continuación las puertas, con lo que hacía al puerto y
a las embarcaciones invisible a la vista de los que contemplaban la costa desde
el mar.
Según la descripción que hace Francis
Carter, en la ya citada obra, y la situación del puerto fenico y romano que se
recoge en la historiografía, este puerto estaba situado en el lugar que hoy
ocupa el Palacio de la Aduana ,
y el antiguo edificio de Correos, hoy Rectorado de la Universidad. Y si Carter lo vio en 1777, también 60 años
antes, (1717) lo vio Bartolomé Thurus cuando sobre un plano de Málaga y sus
contornos señala el lugar donde se encontraban las puertas que abrigaba el
viejo puerto a que nos referimos.
Cuando el investigador no encuentra soporte
documental que avale su teoría, no debe asegurar que sea cierto lo que cuenta
en sus escritos, debe reservarse de afirmar la veracidad de sus enunciados a
riesgo de que en el futuro otros investigadores o historiadores encuentren ese
soporte documental y le demuestren su error.
En mi caso, y referido al puerto fenicio de
Málaga, al que hago referencia en esta obra, por supuesto que no lo doy por
cierto, pero sí me atrevo a decir que lo creo muy posible basándome en los
datos recogidos de investigadores pretéritos que demuestran, o por lo menos
intuyen, que el antiguo puerto fenicio, se encontraba situado al pie del monte
de la Alcazaba ,
y que sus dársenas se situaban en el lugar que hoy ocupa el Palacio de la Aduana.
Además de los datos ya referidos de Cárter y
Thurus, existen también las de Cristóbal Medina Conde, del que deberíamos
confiar de sus teorías, puesto que fue testigo de las primeras excavaciones
para la construcción de de la
Nueva Aduana , que además de ser buen cronista, era también un
magnífico arqueólogo, y aprovechando que se encontraba en Málaga, fue designado por el Rey para que hiciese un
seguimiento de la construcción de tan magnífico edificio, que según Su Majestad
sería el mejor de España y uno de los mejores de Europa.
Nos comenta Medina Conde en su obra, “Conversaciones
Históricas Malagueñas” en la Conversación LIII
pág. 342:
“….Para que el famoso puerto de la ciudad, (se refiere al puerto nuevo) en que cada día hay
mayor comercio de entrada y extracción de sus ventajosas frutas, tuviese SM,
una aduana del mar con la capacidad correspondiente a sus ingresos, se mandó
construir una nueva aduana en 1789.
Para darle las medidas de sitio, fue antes
forzoso demoler las murallas viejas….”
(Se refiere a las murallas musulmanas de Málaga)
Continua Medica Conde en su misma obra:
“….No se abren cimientos profundos para algun
edificio en que no se encuentren vestigios de otras fábricas antiguas,
habiéndose levantado poco á poco el plan (plano) de esta Ciudad a proporcion de
las ruinas sobre que se ha ido fabricando otros….
….pruebas de lo dicho las novisimas
excavaciones para los cimientos de la Real
Aduana en la
Alcazaba : en ellas se
á descubierto a cinco varas del actual piso, y mas de ocho del monte que hacian
los escombros, varias lápidas de los referidos, estatuas, pedestales, y otros
fragmentos Romanos, como una cabeza Romana, un busto de muger, un Idolo, y
varios utensilios…. (Una
vara castellana equivale a 0,8359
metro . Cinco varas equivalen aproximadamente a cuatro
metros con dieciocho centímetros)
….A dicha profundidad se descubrió en 9 de
Julio del año 1789 un horno de fundicion de metales con varios crisoles, y
hasta once barretas de plata, prueva clara de ser tal horno de fundición de
metales….
….frente al castillo de los Artilleros, se
descubrieron varios pozos, que tuvieron uso en tiempo de los Moros, pues se han
hallado dentro de ellos algunos jarros con caracteres Arabes ó Morunos; señal evidente de que en tiempos de estos
estaba el plan de la Ciudad
mas de cinco varas mas profundo al piso de hoy….por baxo del qudro de la
Real Aduana : varios ladrillos de casi vara
y quadro, y una especie de mortero, ó fundidor de jaspon muy fuerte, cuyo uso
no se puede acertar, y quizá serviría para las fundiciones….
Estos
datos que nos aporta Medina Conde, nos puede servir para entender mejor nuestra
teoría cuando más adelante hablamos de “LA FUNDICIÓN DE ARTILLERÍA” que en
Málaga fue muy importante a finales del siglo XV y principios del XVI.
Continua
Medina Conde en la obra ya citada:
….Lo que mas comprueba el
pensamiento indicado, y que tal vez pueda nivelar el plan primitivo del Pueblo
que estaria al del mar, es un pozo que a las cinco varas de profundidad del
muelle se halló perpendicular debaxo de la ultima piedra del cimiento profundo
de la muralla que miraba al mar, y puerta llamada de la Cava.
Este pozo estaba con alguna agua, piedras negras como
de tinte, y dentro dos cantaros de hechura antigua. Medida la profundidad de este pozo (cuya
agua era dulce) tiene, ó tenia, porque fue preciso cegarlo para el nuevo
cimiento, nueve pies…...
….siendo tan antigua la muralla (que lo menos
era del principio de los Moros) estaba el plan de la Ciudad al del mar, y
habiendo desde alli al piso del horno como cinco varas, estas crecieron hasta
el tiempo de los Moros….
….No puede darse prueba mas clara de que lo
montuoso del Pueblo es formado de escombros, y de ruinas sobre ruinas de sus
edificios, de que no hay mas memoria que las que nos dan las excavaciones….
….Quedo convencido, é instruido de los muchos
vestigios de antigüedades Romanas que cada dia se descubren en las excavaciones que se hacen.
Entre estas, vestigios de Gymnasio, y de la Lonja ó Hastiario que rezan
las Inscripciones, sobre todo se ha
descubierto algo de Amphiteatro, que es regular tuviese Ciudad tan famosa,
confederada con los Romanos, que á su imitación tendria su circo, teatro, y
demas edificios suntuosos.
En
cuanto á Amfhiteatro me parece lo hubo, según los vestigios que se descubrieron
al abrir las zanjas del Hospital de Santa Ana, y del Convento de las Monjas de la Paz , que esta inmediato. En ellas se descubrieron fragmentos de
edificios con bóvedas, y sobre ellas pedazos de grada en forma circular: esto junto con lo espacioso de aquel sitio,
que era un suburbio del pueblo, da algun fundamento para conjeturar haber
estado en aquel lugar el Amphiteatro, ú edificio semejante como el Gymnasio
donde luchaban desnudos los Gladiadores.
Ahondando en los datos expuestos por el
religioso granadino, cuando nos comenta:
“al abrir las zanjas del Hospital de Santa Ana y del convento de las
Monjas de la Paz, se descubrieron fragmentos de edificios con bóvedas, y sobre
ellas, pedazos de gradas en forma circular,” estaba informando de que en aquel
lugar, (hoy Teatro Romano) por los fragmentos arqueológicos encontrados,
tendría que existir un anfiteatro o un teatro romano; pero por algunas razones,
tal vez económicas o de intereses políticos, no tuvieron en cuenta su teoría,
quedando todo sepultado hasta más de siglo y medio más tarde que fue
descubierto el Teatro Romano de Málaga, y por consiguiente la veracidad de su
teoría.
Refiriéndome al puerto fenicio comentado,
¿no creen que si se realizaran bajo el suelo del patio del edificio de la Aduana , extendiéndose hasta
sus cimientos, unas excavaciones aún más profundas que las cinco varas a que se
refiere Medina Conde, sin tener por ello que demoler el edificio, se podría
encontrar el citado Puerto.? Modestamente
opino que sí. ¿Y no sería por lo tanto
un incremento importante para el patrimonio artístico cultural de nuestra
Málaga.? También lo doy por cierto.
Estas interrogantes las dejo a la
consideración de las futuras autoridades arqueológicas.