EL CERRO PLATERO (O DE LA PELUCA)
Y EL LAGAR DE LAS ÁNIMAS.
Podemos definir prehistoria como el periodo de tiempo previo a la historia, transcurrido desde el inicio de la evolución humana hasta la aparición de los primeros testimonios escritos.
La importancia de la escritura como frontera entre la prehistoria y la historia, está en que sólo a través de los testimonios escritos, podemos conocer con certeza acontecimientos, hechos y creencias de aquellas personas que vivieron antes que nosotros.
Al no existir el testimonio escrito, la arqueología se convierte en el único medio para reconstruir los sucesos de la prehistoria a través del estudio de los restos materiales dejados por los pueblos del pasado; sus zonas de residencia, sus utensilios, así como sus grandes monumentos y sus obras de arte.
EL CERRO PLATERO.- En el Partido de Verdiales, el denominado Cerro de la Peluca, es nombrado y llamado como Cerro Platero. Es atalaya y vigía, y hasta reloj, cuando en verano, los arrieros, lecheros y chumberos, en las noches claras, partían hacia el municipio con sus productos para vender, se orientaban según la posición del lucero del alba con relación a la vertical del cerro.
Es un cerro aislado situado a poco más de 5 kilómetros de distancia de la Torre del Atabal y muy próximo a la rambla del río Campanillas, a 850 metros al Este de su orilla izquierda, entre él y los montes de Verdiales, junto a la carretera 3310 que une Málaga con Almogía y separado de esta por el arroyo de Casasola. Está rodeado por afluentes del río Campanillas. (el arroyo Negrete al Norte, el de la Piedra Horadada al Sur, y el de Casasola al Este) De aspecto acusadamente cónico en apariencia, pero en realidad es más parecido a una pirámide triangular con una mesetilla o repisa orientada a NE, con una altitud de entre los 240 y 250 metros.
Desde su cumbre, podemos divisar el monte y la torre del Atabal, tras ella, el litoral mediterráneo desde Málaga a Torremolinos. La sierra de Mijas, y en primer término el cerro de La Lanza, sierra de Cártama, sierra Blanca de Marbella por su lado septentrional, sierra Canucha, sierra de Aranda, la Torrecilla, y delante el cerro Corona y la sierra parda de Tolox. Sierra del Pinar, de Junquera, sierra de las Nieves, sierra prieta de Casarabonela, sierra de Alcaparín, (Santi Petri) cerros de Almogía, y detrás el cerro de Águila, de la Hoya y la sierra de Chimenea. El valle del río Campanillas formando una uve que nos permite gozar de una espléndida vista del Torcal de Antequera y al pie Villanueva de la Concepción. Los Montes de Málaga y en primer plano los montes de Verdiales con la ermita de la Virgen de los Dolores, y más al Sur, la torre almenara Rayna, desde la que se puede ver una espléndida panorámica de la ciudad de Málaga.
Desde los tiempos en la memoria de los vivos, se dice que en el cerro existen tumbas, pero la cultura o tradición en los verdiales para los antiguos, se limita al tiempo de los moros, y ahí empieza y termina la historia para ellos.
Los primeros habitantes del Cerro Platero, y por supuesto los más próximos al Puerto de la Torre, se remonta al periodo conocido como Neolítico, hace unos 8000 años. Llegaron desde el mar y se establecieron para dedicarse a la agricultura y la ganadería.
La Edad de Bronce confirma los asentamientos sobre el territorio, y la población crece y se estabiliza y viven en cabañas alzadas sobre áreas aterrazadas que a su vez sirven como zonas de cultivo.
Los habitantes de los distintos lugares se ubican en virtud de zonas de defensa, buscan el interior de la costa, y la altitud les proporciona por la gravedad, una magnífica arma de defensa con piedras y útiles rudimentarios. Luego los poblados desaparecen con el tiempo por cambios de vida alentados por la paz y la búsqueda de la felicidad. Pero donde hubo un poblado, y bajo la tierra, queda un cementerio o necrópolis.
El Lagar de las Ánimas al pie del Cerro Platero muy cerca del Puerto de la Torre, en una zona media de altitud del Cerro, existen innumerables tumbas que aparecen en forma de caja de piedras (cistas) habitualmente para una o dos personas.
Se conoce por algunas prospecciones, que los hombres eran enterrados con ajuares funerarios, que consistían en oro y armas, como puñales, espadas o puntas de flechas. Las mujeres eran adornadas con plata; también se ha encontrado en el Cerro algunas anillas de plata que pudieran haber servido de argollas de fijación de las empuñaduras de madera de espadas y espadines, así como también alhajas utilizadas por las mujeres.
El Puerto de la Torre nuevo, pujante y bravo en su nueva época de expansión, y en su nueva cultura, debe seguir llamando a su cerro, "El Cerro Platero", nombre tradicional y emblemático con el que popularmente se le ha venido conociendo y nombrando a través de muchos años.
EL LAGAR DE LAS ÁNIMAS
(Trabajo realizado por Ana Baldomero Navarro, José Enrique Ferrer Palma y Fernando Villaseca Díaz.)
Las noticias sobre el Lagar de las Ánimas, han sido dadas a conocer recientemente, pero en cambio las referencias que se poseían de su existencia databan de hace unos veinte años.
En 1972 nuestro compañero, Ignacio Marqués, recogió la noticia oral sobre la presencia de una acrópolis de cistas en las cercanías del Puerto de la Torre, en el término municipal de Málaga, comunicada por Manuel Muñoz, quien junto con un grupo de colaboradores del Museo Arqueológico Provincial de Málaga había realizado los dibujos esquemáticos de las plantas de algunas de las sepulturas localizadas.
Durante el año siguiente, se llevaron a cabo una serie de visitas al lugar del yacimiento integradas en el plan de prospecciones del Departamento de Prehistoria del Colegio Universitario de Málaga, localizándose parte de las sepulturas que debían componer el conjunto de la necrópolis.
(…) Años después, con motivo de la verificación de contactos con el entonces párroco del Puerto de la Torre, P. Baldomero Alonso; en su colección particular se encontraban algunos fragmentos de cerámica realizadas a mano, recogidos de las inmediaciones de la necrópolis.
(…) Durante 1983, uno de los firmantes (F. Villaseca) con motivo de una serie de prospecciones a la zona del Puerto de la Torre, tuvo la oportunidad de entrar en contacto con la familia de Fez, quienes habían reunido algunos materiales provenientes de expolios en la necrópolis, comunicando su existencia al Departamento de Prehistoria de la Universidad de Málaga. Una visita a esta colección nos evidenció que se trataban de materiales propios de ajuares de enterramiento, y se solicitó permiso para reproducirlos y publicarlos, lo que se nos concedió amablemente.
El acceso al yacimiento se verifica a través de la carretera comarcal Málaga-Antequera, una vez pasada la localidad del Puerto de la Torre. Se sitúa al noroeste de la cortijada denominad Lagar de las Ánimas, próxima ésta a la carretera; desde aquí se accede al yacimiento situado en las primeras estibaciones del Cerro de la Peluca, fácilmente visible desde la misma carretera. Geográficamente puede incluirse en el valle del río Campanillas, último tributario del Guadalhorce, en cuyo curso bajo se emplaza en un ambiente de suaves colinas desde las que se domina el valle.
La extensión del yacimiento a primera vista puede parecer muy amplia, consecuencia resultante de la dispersión de los núcleos de enterramientos. Hasta la fecha parecen constatarse al menos cuatro agrupaciones de cistas separados entre sí, no pudiéndose descartar que este número pueda ampliarse. En cambio, el espacio donde queda localizado el material de superficie, así como algunos probables restos de construcciones, no es en exceso amplio, y aprovecha un fuerte declive del cerro desde donde se divisa con claridad el valle del curso bajo del río Campanillas.
A estos emplazamientos habría que unirles la existencia de una pequeña mina de cobre, no excesivamente explotada e improductiva en la actualidad, que se sitúa en las inmediaciones del conjunto, revalorizando la importancia de este yacimiento.
Hasta la fecha han sido localizados cuatro núcleos de cistas; el más occidental se compone de cuatro sepulturas, enclavándose en las proximidades y por debajo del posible hábitat del que hemos hablado. En el núcleo central hemos constatado la presencia de cinco cistas. Algo más hacia el suroeste existe un agrupamiento de unas diez o doce cistas, algunas de ellas totalmente violadas, y por último el área más septentrional parece haber sufrido una fuerte alteración, puesto que de ella son la mayoría de las noticias que se han recogido, deduciéndosele una composición amplia, no quedando en la actualidad casi vestigios, a no ser el indicio de una sepultura. Entre los dos núcleos primeros ha sido localizada otra sepultura que parece por el momento presentarse aislada.
Sus tipos repiten un esquema similar en las distintas áreas localizadas. El tipo de roca con el que han sido realizadas destaca entre el ambiente pizarroso que a veces las rodea.
Las cistas resultan, quizás por la naturaleza de la materia prima empleada, de dimensiones algo mayores a las que podían esperarse, presentando en alguna ocasión un aspecto casi megalítico, aunque sus escasas profundidades (en aquellas que puede comprobarse su vaciado total) denoten lo contrario. Sus plantas presentan a veces laterales compuestos por varias losas de pequeñas dimensiones.
(…) Hasta que no se realicen los sondeos pertinentes resulta problemático asegurar la ubicación del hábitat que debió corresponder a los que utilizaron la necrópolis descrita. En la actualidad los materiales hallados provienen de dos áreas; una de ellas, la que reúne mejores condiciones, se sitúa en torno a una fuente de agua que ha sido en los últimos años objeto de trabajos de ampliación, al parecer con resultados negativos, estas obras han provocado un perfil artificial, casi vertical, donde aparecen restos de construcciones, aunque muy confusos. En sus alrededores se ha localizado la totalidad de los materiales que describimos a continuación y que pertenecen a las prospecciones llevadas a cabo en las cerámicas de la fuente de agua, único lugar que ha proporcionado materiales significativos, recogidos tanto por miembros del Departamento de Prehistoria de Málaga, como por el P. Alonso. La abundancia de materiales concentrados aquí debe responder a la remoción del terreno provocada por las máquinas que han realizado las labores de aterraplanamiento en las inmediaciones.
CERÁMICA.- Entre los fragmentos de cerámica que han sido localizados, pueden contarse diferentes formas: cuencos de casquete esférico, cuencos hondos, escudillas, platos y fuentes, ollas, entre otros.
METAL.- En metal se ha localizado una punta de pedúnculo, aunque sus características completas sean difíciles de precisar por presentarse fracturada en ambos extremos y en un lateral.
HUESO.- Entre los materiales recogidos por el P. Alonso se conserva un colmillo de jabalí fracturado, por lo que no se puede precisar el uso a que fue destinado. Junto a el, un fragmento de punzón realizado sobre metápodo de un ovicáprido, cortado en sentido longitudinal y alisado posteriormente. La punta en la actualidad, resulta algo roma.
SILEX.- Tan sólo se han recogido dos piezas de sílex, una de ellas es una pequeña lasca, mientras que la otra es una hoja ancha y de corta longitud, que presenta el lateral izquierdo y parte de la extremidad distal de su cara dorsal con retoques, algunos de regularización y otros de uso.
OTROS MATERIALES EN PIEDRA.- De la misma zona que el resto de los materiales mencionados proceden cuatro piezas probablemente destinadas a colgantes de forma claramente trapezoidal, y otro de forma indefinida por presentar fracturas en casi todos los perímetros.
Relacionada con el ámbito de los hallazgos descritos, dentro de la red de asentamientos propia del posible hábitat, existe una pequeña explotación de cobre. Resulta ser una mina al aire libre que hoy día se presenta alterada por la excavación reciente de un pozo para obtención de agua, situado en sus mismas inmediaciones. Adquiere la disposición de un pequeño semicírculo que probablemente contara con algún tipo de visera superior hoy día abatida, y que pudiera encubrir en la actualidad algún posible pozo o galería que siguiera la veta de afloración de mineral.
A la espera de un análisis más detenido, podemos apuntar que el entorno donde queda englobada la pequeña explotación, hoy día evidentemente improductiva, responde al complejo maláguide, y se incluye en un conjunto de areniscas silíceas de grano fino con abundante cuarzo. Los fragmentos que hemos podido obtener presentan fuertes exhudaciones; una primera visualización parece responder a calcopiritas con elementos de cuarzo.
Estamos por lo tanto ante una serie de hallazgos integrados en un área de utilización posiblemente simultánea, destacando en primer lugar su ubicación en torno al curso bajo del río Campanillas. Podría responder a uno de los hitos más cercanos en relación a los asentamientos que debieron desarrollarse en las inmediaciones de la línea de costas, y de los que sería ejemplo al menos de una tradición en este sentido, el documentado recientemente en el Cerro de San Telmo, relativamente próximo, y que ya tenía sus precedentes en la provincia en yacimientos como Cerca Niebla o Morro de Mezquitilla.
Por otra parte, su posición en la vía que supone el río Campanillas, sobre el que se levanta como una atalaya el Cerro de la Peluca, habla de la utilización temprana de un acceso tradicional desde Málaga a la vega de Antequera, que desembocaría en la cuenca alta del Guadalmedina.
Sobresale del conjunto de hallazgos una extensa necrópolis, bastante dispersa, de la que hasta el momento hemos llegado a contabilizar algo más de veinte sepulturas, aunque algunas de ellas se encuentren en bastante mal estado. Podemos relacionarlas, gracias a los materiales rescatados de su expolio, con un horizonte del bronce, en el que por ahora no puede concretarse su posible inicio, ya que el puñal-espada hallado no sería definitorio de un Bronce Antiguo o Pleno. En este sentido podría apuntarse que en la provincia de Málaga el horizonte del bronce tiene su primera constatación en habitat, en Acinipo, donde se ha identificado un momento similar al Bronce Pleno del bajo Guadalquivir, y que en Alcaide, en contexto de necrópolis, la primera utilización durante el Bronce pudiera pertenecer tanto a su fase antigua como a la plena.
(…) Pensamos que es interesante el hecho de la existencia en el terreno colindante de al menos cuatro pozos de agua que, aunque de escaso contenido actual, hablan de una cierta potencialidad, ésta habría quizás posibilitado la explotación de estas tierras por parte de las poblaciones que se establecieron en el pasado en este lugar.
Definido por el momento lo estratégico de su posición y la viabilidad de una explotación agrícola, que se intensificaría por supuesto en el valle del río Campanillas al pie del Cerro, sólo nos queda señalar que este cuadro puede llegar a ser ampliado si pudiera relacionársele algún tipo de explotación minera que aprovechase los afloramientos cercanos de cobre, ya sea el que hemos localizado o incluso otros lugares de extracción aún indocumentados. Este último aspecto podría incluso haber sido el determinante en la elección del asentamiento, ya que los trabajos de minería debieron alcanzar en estos momentos un fuerte desarrollo, como ha quedado demostrado recientemente.